jueves, 28 de diciembre de 2017

La verdad vuelve a resplandecer


Otro año más, saquemos los pies del tiesto

En estas horas de frío, ya metidos en el invierno, los taurinos van moviéndose, con calma, pero sin pausa, para preparar a conciencia la nueva temporada, que aunque parezca lejana, en un abrir y cerrar de ojos abrirá sus puertas. Al tran tran van tomando posiciones y aunque quieran hacerlo con sigilo, hay veces que no pueden esquivar la audacia felina de los reporteros de Toros Grada Seis. Menudos son.

-        Definitivamente se ha confirmado que el Juli se ha apuntado a la de Miura de Sevilla, siempre y cuándo salgan como los de Ceret del julio pasado. Ante ese desafío el resto del escalafón, parece que va a responder, afirmativamente, Ponce, Morante, Manzanares, Castella y Daniel Luque. ¿Daniel Luque? Y ahora díganme que se extrañan de este y no de los otros. La gesta puede que no se produzca solo en Sevilla, sino también en Madrid, Bilbao, Pamplona y Atarfe. El único obstáculo que podía presentarse era la falta de ganado, pero las empresas ya se han puesto manos a la obra y han pedido ayuda a Núñez del Cuvillo. Alimaña por alimaña, ¿no?

-        Ante el éxito conseguido la temporada pasada por la “Corrida Total/ Integral/ lo que sea”, el empresario de la plaza de Madrid, monsieur Nautalia, ha decidido hacer suyo el reto de reeditarla en San Isidro 2018. Se había pensado en Ponce y en otros mandones del toreo actual, incluido Morante, como gran reentré en Madrid del torero de la Puebla, después de su retirada de los ruedos, de un par de meses. Y todo esto con una ganadería del gusto del aficionado… a las pipas, Núñez del Cuvillo. Queda por confirmar si se podrá contar con la participación de la Banda Municipal de Madrid, para que amenice la lidia de cada toro, desde el centro del ruedo. Lógicamente, por el inconveniente que tiene la convivencia en la arena de músicos y toro, se ha previsto que los maestros toquen los pasodobles programados sin apenas menearse, que ya se sabe, si no te mueves, no te coge. La parte bailada la interpretarán los toreros, con mucha mayor experiencia en estas lides, las de la danza taurina, claro.

-        A partir de la temporada que viene, Nautalia implantará un control de alcoholemia a los espectadores que quieran entrar al coso de la calle de Alcalá. El límite de alcohol en la sangre será de 0,8, impidiendo el acceso a todos aquellos que no superen tal tasa. “Los serenos que se vayan a cerrar portales”, ha declarado el señor Casas, don Simón.

-        La recientemente estrenada película del toro Ferdinando ha contado con el apoyo de diversos profesionales de la fiesta, entre los que se cuentan como más destacados a José María Manzanares, Sebastián Castella y el maestro Rincón, quienes parece ser que se sintieron muy identificados con eso de sentir pena por tener que estoquear un toro. Igualmente han manifestado su apoyo asociaciones taurinas que están a favor de la evolución, humanización y el sentimiento artístico de la tauromaquia. Entre estas están la “Asociación Cultural de la Tauromaquia, la Suerte de Varas nos da cosa”, “Club Taurino amigos del Velero”, “Agrupación por una Tauromaquia sin sangre, ni otras guarrerías asquerosas”, “Peña Taurina el pegapases y punto”, así cómo otras que han preferido mantener el anonimato, por aquello de que no les llamen cosas feas los aficionados a los toros.

-        Aprovechando las inminentes obras que hay que abordar en la plaza de Madrid, parece ser que va tomando fuerza un proyecto ambicioso y vanguardista, siempre para favorecer la tauromaquia y el sentimiento artístico de esta, de reducir el gigantesco de las Ventas y agigantar el reducido callejón, dónde se podrían instalar varias barras de bar temáticas, la de los mojitos, los yintonis, la mayofest con cervezas de importación y la del kalimocho para aquellos que su nivel adquisitivo no les permita codearse con la jet de la tauromaquia (la Martínez Bordiú, Froilán, Ramos, Mario Vaquerizo, Belén Esteban o la mismísima Cristina Cifuentes), que frecuentarán las otras. Además, para hacer más llevaderas las tardes de toros, se instalarán unas terrazas en el mismo callejón y si hay que suspender la corrida por exceso de aforo en los bares, se suspende y ya está. 

-        Diferentes agrupaciones de aficionados están recogiendo firmas para que a partir de ahora los toreros se vean obligados a indicar el tiempo mínimo que permanecerán apartados de los ruedos, una vez anuncien su retirada. Así mismo se intenta precisar si un torero que actúa voluntariamente menos de dos veces por año, está retirado, prácticamente inactivo, inactivo matando el gusanillo de vez en cuando o como José Tomás. Simultáneamente ha surgido otra iniciativa impulsada en la anterior, según la cual, los toreros estarán obligados a lucir coleta, sin añadido, por lo que si se la cortan, la coleta, malpensados, solo podrán volver cuándo esta haya crecido hasta una longitud suficiente para poder ser manipulada por el mozo de espadas, la coleta, malpensados.

-        Una empresa japonesa, la Ayke T Komo, ha diseñado un artefacto basado en la tecnología de los drones, que sobrevolando el ruedo durante la lidia será capaz de captar la colocación de los toreros respecto de la posición del toro y en tiempo real, al instante, procesar la imagen recibida y determinar la posición correcta de acuerdo a los cánones del toreo. La máquina permitirá un error del 25% sobre la colocación ideal y más allá de este desajuste, esta emitirá un pitido que haga saber al público y al torero, que debe corregir el sitio. Tal sistema parece que se probará durante los festejos de la feria de Madrid y si la experiencia es satisfactoria, quizá se implante en otros cosos. Las primeras reacciones no se han hecho esperar y así la práctica totalidad de las figuras han manifestado que debido a las condiciones adversas, no actuarán en 2018 en Madrid, pero que si no quedara más remedio, que lo harían con tapones en los oídos. Excepto Morante de la Puebla, que quizá se retire para esas fechas, por un ratito, y el Fandi, que ha manifestado que “si no le pilla el radar de los civiles, como para que le pille el trasto de los japoneses”.

Después de este esfuerzo de investigación periodística, periodismo de investigación, solo espero que no se lo tomen a chufla y sepan valorarlo en su justa medida. Y para todos, un muy feliz año 2018 y que nos traiga el toro íntegro y encastado, que igual con esto más de uno se pensaba el asomarse por los ruedos y ni máquinas, ni pitidos, bastaría con el toro. Muchas gracias y un abrazo para todos.

martes, 19 de diciembre de 2017

La hora de los teloneros taurinos



A todos os deseo muchas felicidades y os quiero agradecer vuestro seguimiento, que es el que hace que años después, sigamos por aquí.

Hubo sorpresa entre los aficionados cuándo en la corrida Guadalupana, en la México, se varió el orden de lidia y, excepcionalmente, la antigüedad no determino el orden en que actuarían los matadores. Alegan que era para ir alternando un matador local con un foráneo y así mantener la tensión, intentando establecer un mínimo de competitividad, un toma y daca; aunque las malas leguas aseguraban que lo que se pretendía evitar era una desbandada general a mitad de festejo, justo cuándo según la lógica deberán salir a la arena lo matadores mexicanos. No voy a decir que haya aplaudido tal medida, nada más lejos y menos si este sucedido es por tan lejanas latitudes para mí, que cómo dice el refrán, más sabe el tonto en su casa, que el listo en la ajena, pero eso no quiere decir que no haya producido bastante extrañeza.

Pero esto que a unos hace fruncir el ceño, a otros les da ideas y les hace atisbar una inmediata aplicación a la fiesta. Anda que no ha tardado poco el señor Casas, o Nautalia, en descolgarse que eso de que se mantenga el orden de antigüedad es una gaita, que les complica mucho la confección de carteles y en consecuencia, que para qué seguir el camino de siempre. Pues claro que sí, total, ¿qué más dará? Sigamos adaptando el mundo a la medida de los caprichos de los niños, niños a los que se les hace cuesta arriba coger la cuchara solos; pues se les da de comer en la boquita; niños a los que se les hace un mundo masticar, pues se le pasa todo por el pasapuré; niños que no se “ajuntan” con otros niños con los que no quieren compartir ni la pizarra en el colegio, pues se les traen los maestros a casa. Que puede que eso del cambio en el orden de lidia no sea tan trascendente, pero es que es una u otra y otra y otra más, no para allanar el camino, que ya lo está bastante, sino para evitarles la más mínima mota de polvo que los más incapaces pueden ver como una montaña. Comodidad, comodidad y comodidad, a cambio de vulgaridad, vulgaridad y más vulgaridad. Eso sí, que luego se dicen artistas. Y lo que es peor, que tal y cómo está el ambiente de matadores, como fulanito, menganito y zutanito digan que les pongan a un chaval por delante, no se crean que nadie se les va a plantar y a decirles que nanay, que el orden de lidia, según la antigüedad, es el que es y punto. Que esto es como aquello del Guerra y que no había quinto malo, hasta que los demás se revelaron y decidieron que a sortear. ¡Anda! ¿antes no se sorteaba y por una marejada del sector para acabar con los abusos del mandón, empezó eso de los papelillos? Porque ahora parece que volvemos para atrás, que a nada nos imponen por decreto la desaparición del sorteo. ¿Una barbaridad? Desde luego, pero estos no tienen límite. 

Esto se ha convertido en una carrera por acomodar, acomodar y acomodar y a los únicos que beneficio este camino hacia la nada es precisamente a esos, a los que no aportan nada. Les empezó molestando lo de la espada, luego que si los tres puyazos, luego lo de Cultura, después las chepas, luego los regados, que si los pitos, que las protestas, que si esto, que si lo otro. Y cada vez van buscando más y más para facilitarse la ruta, llegando, inevitablemente, al ridículo más espantoso. Si es que no ven el fin, ni por lo que parece, el futuro. Que no es cuestión de adivinaciones, es simplemente pararse a mirar y ver qué dirección lleva esto. Que ya puestos, si el festejo empieza a las siete de la tarde, que pongan por delante a dos desarrapados del toreo, o ni del toreo tan siquiera, que desarrapados siempre habrá, y hora y media después se anuncia la actuación estelar del figura de turno. Pero que no vayan ustedes a pensar, que ni paseíllo, ni gaitas. Primero un pase de moda taurina, con modelos estilizados/as, luciendo las nuevas tendencias de Justin Al Gabax; a continuación se representaría la entremés titulado “Te traigo las llaves”, con reconocidos actores que representarían el rito de entregar las llaves de los toriles al buñolero de turno, que bien podría ser un personaje popular y en el momento de la entrega, que la megafonía dijera eso de: Hoy viene a pasarlo chupi a la plaza… Bertín Osborne, por poner un ejemplo. Y luego los teloneros, que andarían por allí, pero sin que hiciera falta que nadie les hiciera demasiado caso. El personal podría estar bailando la polea por los tendidos, comiendo Hot dog con salchichas de tofu y pan de semillas de nogal, vendedores de palomitas, pipas, chicles, caramelos y cada dos tendidos una barra con un celebrado barman, preparando yintonis, que dada la hora, con uno, ya te vas cenado a casa. Y cuándo ya el cocimiento y estado de desenfreno alcanzara unos niveles suficientemente infames, haría su presentación el figura de turno, envuelto en plumas y pieles de leopardo, para si le viene bien crear arte y si no, no, que para eso es un artista. Que me dirán que esto poco tiene que ver con los toros, pero a lo mejor sí que anda cerca de “la tauromaquia”, según Nautalia/ Casas. Lo que no sé es si el aficionado, si a estas horas aún quedaba alguno, esperaría con más ilusión al figurón o la hora de los teloneros taurinos.

Enlace programa Tendido de Sol del 17 de diciembre de 2017:

viernes, 15 de diciembre de 2017

Alegato de Miura



En estas fiestas, llévenme a sus casas

Hace unos meses, cuándo aún apretaba el calor, y de qué manera, el aficionado se escandalizaba con las fotos de unos pitones despitorrados como tulipanes estampados contra un muro. Escobones más que pitones. ¿Cómo es posible? No se podía consentir semejante atropello. Pero la cosa empeoró cuándo al pie de foto aparecía el nombre de la ganadería, Miura. No puede ser, eso es una blasfemia taurina que no entra en cabeza humana. Pues sí y ahora, los señores de Ceret, plaza dónde se produjo tal afrenta, han hecho públicos los resultados de los análisis de las astas de aquella corrida celebrada en el mes de julio. Que habrá a quién le parezca que demasiado ha tardado, pero mejor despacito y con buena letra, con minuciosidad, que a tontas y a locas. Que nunca he ocultado ciertas reticencias a lo que sucede en la Francia taurina, pero lo que es innegable es el espíritu que preside todas sus actuaciones, ese querer hacer las cosas bien, con rigor y seriedad. Que no es la primera vez que estos señores han respondido con transparencia argumentos fundamentados en informes nacidos a partir de analizar astas sospechosas, más que nada, para que luego no quede lugar a dudas, ni para bien, ni para mal. 

Quizá los señores ceretianos podrían haber colado este informe de tapadillo, sin que nadie se enterara y para adelante, pero quizá hay otro aspecto que les distingue de la mayoría de plazas del mundo y no es otra cosa que el orgullo por mantener el buen nombre, la fama de seriedad de la plaza de Ceret y de su feria a mediados de julio, lo que con el tiempo se ha convertido en lugar de peregrinación para muchos aficionados que buscan el no sentirse engañados, el encontrarse con el toro en toda su extensión. Para ellos su plaza es un patrimonio que no solo no pueden permitirse malograrlo, sino que tampoco están dispuestos a ceder un milímetro. Quizá son conscientes de que primero una pizca, luego otra y otra, puede llevarles a la ruina, a esa que desgraciadamente vemos cómo se ha adueñado de la casi totalidad de plazas, al abrigo del aplauso de las masas, la complicidad de la autoridad y la justificación de los medios taurinos, que siempre encuentran un porque “convincente” a tanto engaño. Qué envidia, dejando de lado otras plazas y centrándome solo en la mía, ya me gustaría ver eso mismo en mi plaza de Madrid y no ser testigo de cómo el público se alinea incondicionalmente con su torero, el paisano y les importa un bledo el prestigio y el respeto a una plaza que debería ser señera. Ya me gustaría que el empresario no fuera parte activa del entramado taurino al que solo inquieta arrebañar hasta el último euro, aunque sea de la venta de refrescos, que la pela es la pela y si para maquillar las cuentas hay que meter gato por toro, pues se mete y ya está, que la propietaria, la Comunidad de Madrid, consentirá encantada. Pero Ceret es otra cosa y puntualizo, Ceret, que no Francia. Es cierto que no es un caso aislado, pero más allá de los Pirineos también está Nimes; y ahí lo dejo.

Se han atrevido con Miura, seguro que con todo el dolor de su corazón, pues este hierro no puede ser uno más, los de la gaita van mucho más allá de ser una simple vacada de bravo. Miura es el toro, un nombre legendario que ha traspasado las propias fronteras del mundo del toro. Precisamente en el año en que cumplían su 175 aniversario. Un año que se esperaba que fuera de celebraciones y que al final ha cosechado más sombras que luces. Sombras muy negras, sombras que albergaban sospechas de todo tipo y en casos cómo este de Ceret, estas sospechas se han disipado y han dejado paso a una fea y dolorosa realidad. No han tardado en publicar una carta de los ganaderos dirigida al señor Valmary, intentando justificar lo sucedido en el ruedo de Certe. Ignoro el porque de la fecha de 4 de julio de 2017, pero pensemos simplemente en una errata, dejémoslo ahí. Esta sería otra cuestión a investigar. De momento es suficiente centrarse en el contenido, en la defensa basada la supuesta integridad de las astas a la vista de los toros en el campo, en varias ocasiones, antes del traslado, con posterioridad a este, en los corrales de la plaza y antes del enchiqueramiento de las reses. Que eso está muy bien, por algo se hacen los reconocimientos previos a  los festejos, pero seamos serios, el afeitado no es fácil de apreciar a simple vista, sobre todo si tenemos en cuenta la maestría con que desarrollan su infame labor los barberos. Todo parecía perfecto hasta el momento en que los de Miura saltaron al ruedo. ¡Válgame! Todo iba a las mil maravillas y fue en ese momento justo en el que todo se vino abajo. Según la explicación de los ganaderos los toros no habían parado de derrotar en los chiqueros. Y los señores de Certe, tan minuciosos ellos, tan cuidadosos de la integridad del toro, tan pendientes del más mínimo detalle y no cayeron en que tendrían que haber acolchado las paredes de los toriles, precisamente para evitar todo. Lo de las camisas de fuerza no parece tener motivo por el momento, si acaso para los propios responsables de Ceret o para los aficionados que ya se quedaron perplejos en su día ante el espectáculo de toros con plumeros del polvo en los pitones o casi mejor a los responsables de ese desmarañado y poco razonable alegato de Miura.


Enlace programa tendido de Sol del 10 de diciembre de 2017:

jueves, 7 de diciembre de 2017

Historia de una mesa


Creían en el poderoso influjo de la mesa y resulta que lo sobresaliente estaba en el propietario de esta, en su afición, su idea del toreo y sobre todo en esa cabeza privilegiada, única e irrepetible en la historia del toreo

La historia del toreo está llena de hechos curiosos, sorprendentes coincidencia e hitos que se mantienen en la memoria de los aficionados, por muchos años que hayan pasado y aunque sus protagonistas ya no estén presentes. En estas fechas ha adquirido especial protagonismo una mesa. Otro de los caprichos del mundo del toro en que cualquier objeto, por banal que pueda ser su naturaleza, de repente el destino quiere que se convierta en algo único. Esa mesa quizá no lo sea solo por el nombre de los que en su día la poseyeron, lo que ya será suficiente, sino por haber sido soporte o testigo del transcurrir de la historia. Quizá sobre ese tablero aquel joven maestro, aquel genio del toreo, garabateo y trazó lías proyectando la plaza perfecta, la que debería ser el ideal para el buen trato del toro, de los toreros y, sobre todo, para que allí se pudiera dar la lidia perfecta. Esta llegaría o no, pero las condiciones estaban, nunca mejor dicho, encima de la mesa. Allí, quizá, se establecieron las dimensiones de un ruedo, para que las querencias no viciaran la posibilidad de poder ver al toro en toda su dimensión y quizá sea mucho aventurar, a lo mejor hasta se vio con buenos ojos que hubiera una pendiente en el piso, pero ya digo, que esto es mucho aventurar.

Quizá en esa mesa era dónde se cerraban los contratos que en la plaza de Madrid enfrentaría al Rey de los Toreros con cualquiera que empezara a despuntar, cualquiera al que los aficionados empezaban a ver como el nuevo mandón del toreo. Esa plaza no parecía ejercer ninguna mala influencia sobre su dueño, empujándole a esquivar hasta el ridículo estar en la plaza de Madrid, ante la afición de Madrid, ante ganaderías de compromiso y con el compromiso de codearse con quién pretendiera ser en esto del toro y al tiempo no dejar pasar la ocasión de dejarle claro quién realmente ya era y quién se lo iba a poner muy crudo si alguien que calzara taleguilla quisiera descabalgarle de la posición conquistada. Esa mesa quizá vio cómo nombres de promesas emergentes iban paseando del brazo de su dueño por los contratos que allí posaba la empresa de Madrid. Uno, otro, otro, otro más y hasta aquel que calificaban de revolucionario, que hasta disputó la hegemonía del toreo al Rey, y al que este nunca hizo ascos para alternar cuándo fuera, dónde fuera y las veces que fueran. 

Es posible que sobre esa misma mesa, lo mismo se escribieran las misivas exigiendo corridas de Miura, porque esas las debían matar los mejores, los más capaces, que se esbozaran los planos de una Monumental en Sevilla, que se tomaran notas, ideas sobre cómo mejorar la lidia, cómo mejorar la fiesta, trazando el tipo de toro que permitiera ese toreo en redondo que calaba en los públicos y en los propios toreros, la firma de seis toros de Martínez, el esperar a que se parara al toro para que salieran los montados. ¿Quién nos dice que esa mesa no es en si misma un compendio de torería, de historia del toreo? Pero los tiempos son otros y del maestro indiscutible, la cabeza pensante del toreo, aquella testa privilegiada, hemos pasado a otros modos, a otras intenciones no tan reconfortantes y fructíferas para el aficionado. Allá dónde hubo grandezas, ¿quién nos dice que no se ha pedido que se rectifique a aquel Rey de los torero? Lo mismo en dimensiones de ruedos, que en chepas alisadas, que en negarse a matar nada que puede parecer un toro, que se comporte cómo un toro, que sea encastado cómo un toro y que en definitiva, sea un toro. Puede que sea aquí dónde se veten ganaderías de las llamadas duras, se exijan otras de las denominadas comerciales y hasta se establezcan estrategias para manejar el cotarro las mañanas de apartado, cuándo no se cumplan los caprichos sin sentido de quién se piensa maestro.

Más bien parece que la mesa que en su día soportó los papeles que generaba una leyenda, ahora solo sirve para que un personaje excéntrico diseñe su nuevo disfraz de lince, de cigüeña o de pollino de Sierra Morena; quizá allí sea dónde se planeen chiquilladas de niño travieso, pero que muchos aplaudirán cómo genialidades. Y cómo las genialidades se supone que son exclusivas de los genios, hasta se atreven a querernos hacer creer que tal personaje lo es. Que se entiende esa necesidad de algunos de tener siempre un ídolo ante el que postrarse, pero entiendan que a veces resulta complicado, porque el supuesto genio lo pone muy difícil, tomarse en serio todo este numerito de varietes. La única diferencia es que la vedette no bajará la escalinata zarandeando esbelto plumaje, sino que lo mismo hoy se sienta en ese añejo escritorio para redactar una retirada que nadie creyó, que para exigir firmar allí mismo su vuelta a Sevilla, allá para San Miguel. Que igual nos cuentan que es con el afán de iniciar ahí su temporada, que por muy optimista que se sea, a todo lo más que llega es a esta, la de San Miguel, el Pilar, la feria de Otoño de Madrid y la feria de Jaén. ¡Un temporadón! Aplaudan los que quieran aplaudir, muestren su desacuerdo los que no quieran almorzar ruedas de molino, aquí solo hemos querido contar lo que sobre aquel tablero ocurrió un día, esto no es más que la historia de una mesa.

Enlace programa Tendido de Sol del 3 de diciembre de 2017:

viernes, 1 de diciembre de 2017

Aclárese, señora Carmena


La señora Carmena parece que ha decidido no terminar con la ilusión de los chavales de hacerse toreros en el Batán. Esa ilusión que así interpretó hace mucho una niña que se acercaba a esto de los Toros

Estos políticos quieren que perdamos el sentido, que no encontremos el camino. Y en este caso, la señora Carmena, doña Manuela, que ahora va y destina un dinero a la Escuela de Tauromaquia de Madrid y contrata a José Miguel Arroyo, “Joselito”, para impartir sus enseñanzas a los jóvenes aspirantes a toreros, en compañía, entre otros, de José Luis Bote. ¡Caramba! A ver ahora con qué cara van a salir todos aquellos que la pusieron de hoja perejil, porque si aquello era un ataque frontal a la fiesta, ¿debemos concluir ahora que se ha convertido en una decidida defensora de los toros? Pues creo que tampoco hay que cargar las tintas, moderación. Que lo mismo que unos no vieron bien aquello, seguro que tampoco verán bien esto. Pero igual que aquello no se encajó bien, ¿por qué no vamos a ver con buenos ojos la medida actual, esta marcha atrás? Pues gracias, señora Carmena. 

Me atrevo a agradecer a la señora Carmena esta rectificación, pero que tampoco se me venga arriba en banderillas, no, que cómo también dice el refranero, una golondrina no hace primavera. Queda mucho por hacer por parte del Ayuntamiento de Madrid para que los aficionados a los toros estemos completamente satisfechos. En primer lugar, a algunos nos gustaría que aquellos ediles que perdieron la compostura por ir corriendo a argumentar que se retiraba la subvención a la Escuela porque no estaban dispuestos a apoyar actividades que fomentaran el maltrato animal. Tampoco estaría mal que esos mismos ediles reconocieran que en dicho centro docente ni tan siquiera se capean reses por parte de los alumnos, ¡ya les gustaría a los chavales! Porque por el momento, el carretón no está considerado como bien semoviente, ¿no? Ni tan siquiera rumiante por parte de madre. 

Pero no creo yo que los señores ediles, ni tan siquiera la señora Carmena, se retractarán de aquellas manifestaciones, lo cuál tampoco es necesario, basta con que actúen respetando a las minorías, no excluyéndolos, no pretendiendo imponer ciertas moralidades particulares, que por otro lado es muy legítimo que cada uno tenga las suyas, igual que sus gustos personales, pero al ciudadano eso no le importa. A mí no me importa si a los ediles y equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid les gustan o no los toros, me basta con que se dispongan a prestar ese servicio público, cómo así lo han definido, que supone el poner medios y profesores para que la Marcial Lalanda pueda seguir siendo un lugar dónde aprender a ser torero.

Que hablando de gustos, igual que no me importan los de unos, tampoco me importan los de la señora Cifuentes, pues más allá de manifestar su taurinismo y regalarnos su presencia en la plaza de Madrid en las tardes de mayor pintoneo, es la misma que entrega sin reservas la gestión de las ventas a los señores de Plaza 1, que ya sabemos quiénes son y un año después, hasta cómo se las gastan; una empresa rácana en montar carteles, continuista aunque se presenten como innovadores, que desprecia y hace alarde de ello a los aficionados, paradigma del poder taurino y que se ha convertido en el prototipo de lanzar promesas e incumplirlas, casi al mismo tiempo en que las lanza al aire. Aunque si de gustos hablamos, en este aspecto, sin que la señora Carmena sea aficionada, parece tener mucho mejor gusto y hasta más conocimiento taurino que la señora presidenta o quizá sea que cuenta con mejores asesores, porque, ¿qué quieren que les diga? No hay color. Entre el Fundi, Miguel Rodríguez y Rafael de Julia por un lado y Joselito y el Bote por otro, ¿con quién se quedan? Yo, personalmente, con el del barrio de Ventas y el de Canillejas.

Ojalá esto sea solo un primer paso. ¿Se imaginan que el Ayuntamiento de Madrid acondicionara la venta del Batán y llegara a dejar aquello niquelado para que volvieran a poderse exhibir allí las corridas de San Isidro? Que sí, que sí, que ya sabemos que eso tendría que contar con el beneplácito de la propia Plaza 1, cosa que no parece muy viable, no vaya a ser que los señores figuras se lo tomaran a mal. ¿Se imaginan que el Ayuntamiento de Madrid apoyara el fenómeno social y cultural que supone no solo la feria de Madrid, sino la de otoño, la temporada, los festejos veraniegos y demás eventos culturales que orbitan alrededor de la fiesta? Que si las cosas vienen mal dadas y hay que retirar de nuevo la subvención, adelante, pero que el motivo sea que no hay dinero para nada y no que no apoyan actividades que generan maltrato animal, pues, aunque esos señores políticos lo crean así, sobre eso habría mucho que discutir, largo y tendido. Eso sí, que esta rectificación, esta vuelta atrás, estas contrataciones de Joselito y Bote no dejan de sorprender y entiéndanlo, que a veces cuesta asimilar eso del bofetón y la caricia; y antes de pegar un nuevo volantazo a esto de los toros en el Municipio de Madrid, por favor piénselo y sobre todo, con todos mis respetos, aclárese, señora Carmena.


Enlace programa Tendido de Sol del 26de noviembre de 2017: