domingo, 3 de septiembre de 2017

Estamos cómo queremos


A los maestros se les recuerda, pasen los años que pasen, pero luego están los que se empeñan en serlo, pero no se les echa de menos

Ya metidos en el último tercio de la temporada, ya pasadas las grandes ferias, con la excepción de Zaragoza y si nos ponemos a echar cuentas, poco ha pasado, como ya hace años, aparte de leves, levísimos picos, en ocasiones con demasiada carga de artificiosidad, se mantiene una insoportable monotonía, que solo beneficia a los que manejan todo este tinglado. Se podría decir eso, que aún queda El Pilar, pero de la misma forma, figuras, figurones y figurantes, se han empeñado en despreciar y vaciar la que siempre ha sido la última feria importante del año.

Siempre puede haber quién eche mano de estadísticas y utilice las orejas y salidas a cuestas como dardos contra los no tan optimistas, pero al final se demuestra que estos dardos son de goma y el más leve argumento les dobla la punta. Ni los toreros de arriba tiran, ni los de detrás empujan. Si se quiere alimentar la esperanza, no que da otra que ir allanando el camino a los jóvenes, a ver si así, empujoncito a empujoncito logran superar las primeras rampas del puerto que supone el ser torero. Los hay que quieren agarrarse a Ginés Marín, joven torero que ha irrumpido sin rotundidad y como digo, gracias a la benevolencia de los sedientos de ilusión. No me cuenten las salidas a hombros como la de Madrid, porque si tiramos por ahí, igual acabamos la discusión demasiado pronto. Hoy parecía algo y mañana se desfiguraba como una acuarela en un balde y dejaba al personal esperando a ver si era que sí o si era que no. Luego apareció Román, con sus triunfos en la plaza de Madrid, patrocinados por AutoRes; no se le puede negar la voluntad, claro que no, ni la simpatía, faltaría más, pero si el modelo de torero que nos espera es el de voluntarioso simpático, es que esto está peor de lo que pensábamos, pero mucho peor. Y puestos a rebuscar, pues también la voluntad de Javier Jiménez y no digo más, que tampoco hay que cebarse con el chaval, está empezando y le queda mucho que aprender, dejemos que lo aprenda, pero no me lo conviertan en la reencarnación de Lagartijo el Grande.

Quizá lo más esperanzador sea la reaparición de Ferrera, pero si esto es a lo que nos tenemos que agarrar como a un clavo ardiendo… ¿Hay algún abismo próximo para atravesarlo sin freno? Ureña, del que se esperaba otra temporada, parece seguir en la línea de salida, aunque afortunadamente tampoco se le han visto intenciones ni de traicionar al aficionado, ni mucho menos a él; Urdiales, pues si uno aún está en la salida, este ni se ha quitado el chándal, ¿qué digo? Ni se ha bajado la cremallera. ¿Y las figuras? Pues las figuras, a lo suyo, a seguir por ahí, con sus cosas y ampliando estadísticas, pero no se metan a ver el por qué de los números, que igual se encuentran con el señor Ponce y entran en shock. El maestro, desde Madrid, ha vivido en un eterno día de Reyes, regalos por aquí, regalos por allí y si un caballero le dice que se esfuerce para merecerse el Scalextric, todavía va y se pone moñudo. ¡Qué malo es eso de mimar a los niños! Luego se vuelven soberbios y caprichosos y explíqueles usted que no todo es según a ellos les viene bien.

Pero si nos centramos en el ganado, ahí la decepción alcanza dimensiones mayúsculas. Basten unos pocos apuntes. Si nos atenemos a las señeras de otros tiempos, el panorama es deprimente. Adolfo de mal en peor; Miura, una decepción desoladora; Victorino, el ideal moderno, al que la novillada de Madrid le cuenta cómo corrida de toros. Y cuándo sale algo de verdadero interés, como Rehuelga en Madrid, no hay palos suficientes para echar por tierra la corrida que más cosas dejó en el recuerdo del aficionado. Lo que quizá nos deje motivos para la reflexión es la progresión de algunos hierros no hace mucho denostados, que parecen decididos a recuperar la casta, eso, siempre y cuando no les lidien las figuritas. Así parecía con Juan Pedro, que daba la sensación de irse recuperando muy lentamente, pero es aparecer la cremme mediática y todo vuelve a lo anterior. O la de Torrestrella de Bilbao, a la que habrá que esperar en próximas apariciones. 

Eso sí, si nos paramos a escuchar a algunos empresarios, esta temporada va ser un hito en cuanto a resultados, se mire desde dónde se mire, aunque algunos, quizá el más satisfecho de si mismo y de su gestión, el señor Casas, don Simón, de tanta euforia hasta quiso cortar la exitosa temporada de Madrid y solo por la insistencia de la Comunidad de Madrid, prodiguió su exitoso camino y en un mar de novilladas, hasta se atrevió a dar una corrida de toros en todo el verano. También estaría bien en saber de la felicidad de las empresas de Sevilla o Bilbao, que cada vez ven sus plazas más vacías de lo que algunos esperaban, pero ellos están encantados y si además pedimos opinión a la prensa del movimiento y a los de la tele, entonces ya la juerga es un no parar. Lo que no sé es como no nos tatuamos un azulejo en el pecho, que nos recuerde todas las mañanas la situación de nuestra fiesta de los toros y es, estamos cómo queremos.

Enlace programa Tendido de Sol del 3 de Septiembre de 2017:
https://www.ivoox.com/tendido-sol-3-septiembre-de-audios-mp3_rf_20666465_1.html

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique, como bien dices, el panorama es desolador. La fiesta se desvanece como una cucharada de mantequilla al sol, la solución sólo está en lo que pase abajo. El ganado sigue cuesta abajo, de vez en cuando sale algo que levanta el ánimo pero es tan de vez en cuando que ni merece la pena ir a comprobarlo por el esfuerzo que ello supone. Los figuras cada vez lo son menos, yo sólo veo ganas de engañar al que paga y ya estoy harto de que me tomen el pelo. El desastre ha llegado a tales extremos que ya ni me fío de los carteles, puesto que ver anunciados en el cartel a ganaderías "toristas" no es garantía de espectáculo. Vamos a la plaza, como el Domingo pasado, como el que se agarra a un clavo ardiendo. Después nos pegamos la torta...

El resultado es que los festejos se están reduciendo a pasos agigantados y el taurineo no parece darse cuenta de ello. Por mí, que brinden con Don Simón y les aproveche.

Un abrazo y recemos porque no nos decepcionen los saltillos y los gracilianos el próximo Domingo.
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Cierto es que una ganadería puede estar mal en un momento determinado, que salga una mansada, incluso los de luces puede que no tengan su día, pero claro, si lo que nos dan es un ganado anodino, bobón, sin nada de nada, ni malo, ni bueno, que lo único que ofrecen son filetes y los matadores, ya sean figuras, novilleros o lo que sean, se limitan a estar por allí, sin mostrar ni tan siquiera intención de saberse defender, pues igual ese es el momento de encaminarse al Viaducto taurino. Y se aprovechan de que cuatro primos vamos y vamos y vamos, pero no sé si no se enteran o no quieren enterarse de que esto se nos escapa por el desagüe, mientras la mayoría se entusiasma y da palmas al ver cómo el agua gira vertiginosamente antes de desaparecer para siempre.
Un abrazo y nos seguiremos viendo

Anónimo dijo...

Y además, y parece que es algo que no interesa y de lo que nadie habla, está el ataque en tromba contra la plaza de Las Ventas para su completa reconversión en coso multifuncional: le quitarán más de dos mil localidades, reducirán el tamaño del ruedo...etc. Todo por la rapacidad de la Comunidad de Madrid y su absurdo concurso. Este ataque contra la plaza (que sólo necesita pintura, limpieza y mantenimiento)es un ataque contra el núcleo esencial de lo que queda de los toros en España. Pero claro, lo hacen por nuestra comodidad, nuestra seguridad y nuestro bien... En fin.
Genaro García Mingo

Enrique Martín dijo...

Genaro:
Todo obedece a una estrategia, creo que muy bien pensada, primero acabar con la temporada, que ya se ha dado el primer paso, y luego vendrá lo de subir los precios de las entradas a precios prohibitivos y que vayan solo los suyos, los apaciguados y expulsar definitivamente al aficionado. Mal panorama.
Un saludo