martes, 26 de julio de 2016

Las novilladas de Madrid y el pesar de don Simón

Al final va a ser verdad que el toro es el que hace la selección de los que sí, los que no y los que ni sí, ni no, sino todo lo contrario


Y que ahora el señor Casas, don Simón, se nos pone de defensor de los derechos humanos y nos suelta que “las novilladas de Madrid rozan el concepto de crimen contra la humanidad”. Vaya con el señor Casas, si va a ser que tiene alma, sentimientos y corazón más allá de sus excentricidades y de la buena salud de su bolsa. Pues permítame decirle que me alegro y le felicito por ello. Es bueno tener empatía con el prójimo y más con los novilleros, los integrantes del escalafón inferior del toreo. pero claro, tampoco sería justo el liarse la manta a la cabeza y así por las buenas empezar a soltar por la boca lo primero que se nos venga a la lengua. Con lo medido que ha sido siempre este señor para estas cosas. Un señor que no se encabrita con la chota, ni con el fraude, ni con el timo al espectador, ni con la pertinaz degradación de la fiesta, ni con que en plazas como la de Madrid, en la que algo ha tenido que decir en los últimos tiempos. Un caballero que cuando opina suele coincidir, imagino que casualmente, con las opiniones de las figuritas, los criadores del borrego y con el parecer de los taurinos en general, de los que él es un avezado miembro y que cuando ve las cosas se le pueden torcer no duda en echar mano de lo del arte, de lo de la libertad de la creatividad y otras mandangas que luego repiten sus fieles, que como pollitos en el nido esperan con el pico abierto a ver si les cae una limosna de los grandes jefes del clan del taurineo.

Coincido con lo que muchos dicen en que el novillo de Madrid destaca sobre los de cualquier otra plaza y que en algunas de por ahí hasta podría ganar en trapío al toro que se le echa a más de un “hartista”. Pues claro, es que parece que nos olvidamos, o queremos hacerlo intencionadamente, de que esta plaza es la primera del mundo, o así lo era antes al menos, e insistimos en esa uniformidad, en esa globalización de la mediocridad y de la no exigencia que con tanto éxito se ha instalado por ahí. Si esta es la Fiesta que quieren, adelante, pero no esperen que todo el mundo lo admita y acepte sin rechistar; ya que hacen de su capa un sayo, entiendan que tienen que aguantar el que se les diga que eso no tiene un pase. Porque de la misma forma que ustedes, que el señor casas se atreve a afirmar que: “Las novilladas de Madrid son un vector de destrucción masiva de novilleros”, lo mismo habría que pararse a pensar dos segundos e intentar comprender algunos de los motivos por los que en unos meses los chavales han desfilado incesantemente por la enfermería de la plaza. El novillo de Madrid siempre se ha acercado al toro de otras plazas, y quizá por este motivo, para venir a la capital había que venir preparado, con un bagaje y una formación que ahora mismo es difícil que se dé en los novilleros que se contratan domingo tras domingo. Eso sí, el anunciarlos le cuesta a la empresa nada y menos y una vez que se les ofrece la “oportunidad”, a ver quién es el guapo que dice que todavía no, que más adelante, porque esa es la mejor forma de asegurarse que no habrá una próxima vez más adelante.  Como se diría en una película de éxito de la historia del cine, les hacen una oferta que no van a rechazar, no pueden hacerlo sin firma su destierro casi definitivo de la profesión.

Si hacemos caso de lo que dicen los programas de mano que la empresa de Madrid entrega para cada festejo, podremos juzgar la preparación de los toreros que se acartelan en esta plaza. Juan Miguel debutó con los de aúpa en el 2011 y en el 2015 toreó solamente 11 corridas; Daniel Crespo, debutante en el 2013, con tres tardes en el 2015; Diego Carretero debutó en el 2015 y en ese mismo año toreó 9 veces;  Gallo de Córdoba, del 2009, ninguna actuación en el 2015; Ricardo Maldonado, del 2013, cinco paseíllos en el 2015; Juan Carlos Carballo, 2015 y trece novilladas; David de Miranda, del 2014 y 23 festejos, lo cual se le notaba, aunque solo fuera por el manejo del capote ante los novillos; Darío, 2014, 8 actuaciones en 2015; Jesús Martínez, del 2014 y 8 novilladas en el último año; Mario Alcalde, del 2010 y cinco festejos en el 2015;
Luis Manuel Terrón, 2014, cuatro en el 2015; Alejandro Conquero, del 2014 y 26 tardes en el 2015, otra excepción como la de su paisano onubense David de Miranda; Miguel Maestro, debutante en el 2001, con tres festejos desde el 2013 y uno en el último año; Pablo Belando, debutante en el 2008 y con ocho paseíllos en el 2015; Tulio Salguero, del 2009, sin festejos en 2015.


Perdonen por la verborrea de las cifras y los años, pero que me nos explique el señor Casas si, exceptuando dos casos de los citados, cuál es problema de los novilleros en Madrid. Y he tomado algunas de las novilladas celebradas en Madrid desde San Isidro para acá, sin ningún rigor científico, ni estadístico, pues me he limitado a coger cuatro programas que tenía a mano. De los novilleros aquí nombrados, varios resultaron cogidos, algunos de gravedad e incluso dentro de esa gravedad, hasta se podían considerar afortunados por no llegar a más el percance. El señor Casas pretenderá calmar su conciencia y la del estamento empresarial echando el mochuelo al aficionado que exige el novillo serio y los toreros preparados para un compromiso tan serio como es Madrid. ¿Cuál es su idea, que se echen animalitos a los que apenas se les puede pasar por el caballo? Que por poner un ejemplo, los de Arauz de Robles apenas arañaban los tres años cumplidos, aunque la seriedad y el trapío eran evidentes. Pero claro, si lo que a ustedes les viene bien es convertir a Madrid en una plaza de oportunidad, si de lo que se trata es que los chavales, y no tan chavales, vengan a las Ventas a la desesperada, a quemar el último cartucho, el que la opción sea o esa o ninguna, sin apenas estar toreados, lo menos que puede pasar es que un animal les pegue un mal porrazo y les busque la ruina. Que el verles salir a pie ya es un triunfo y motivo de alegría y descanso para todo el que se pase por los tendidos que con tanto acierto han vaciado los empresarios de la que se decía era la primera plaza del Orbe. Es el mundo al revés y esto no es lo peor, lo malo es que los que pagan tal dislate son los novilleros, que se convierten en cómplices a la fuerza y en víctimas de un sistema viciado, precisamente por quienes luego tanto se quejan. Señor Casas, usted lo tiene muy, muy fácil, organice novilladas, haga que los toreros anunciados lo sean por sus méritos en el ruedo y no por los abonados en los despachos y así, poco a poco, lo mismo se empieza a construir un futuro mejor, ese futuro que usted dice que le preocupa y a ver si de esta forma no tenemos que volver a hablar de las novilladas de Madrid y el pesar de don Simón.

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