lunes, 18 de abril de 2016

El trastorno bipolar: tesís, síntesis y... antítesis

Pues esto no se lo vi hacer a Cobradiezmos. 


Lo de ver una corrida por la tele no es lo ideal, vaya por delante, y hasta requiere un cierto aprendizaje y un elevado grado de especialización para poder ver todo lo que ofrece una corrida de toros. Yo conozco a verdaderos maestros en esto de la televidencia, a los que admiro este magisterio, y los envidio de la forma más insana que puedan imaginar, porque servidor se pone a ver los toros por la tele y no se entera de casi nada. ¿Y qué remedio me queda? Pues escuchar atentamente a los señores locutores y comentaristas que me lo cuentan micrófono en mano.

Si ustedes no se han enterado, yo se lo cuento; el otro día indultaron a un toro de Victorino Martín, en la plaza de Sevilla. ¿Cómo se han quedao? Pues ahí les dejo la primicia. Ya ven, uno que tiene sus fuentes. ¡Qué buen toro, cómo tomaba la muleta, que bendición. El paradigma para aprender a diferenciar entre embestir y seguir la zanahoria. Yo no pude ver la corrida entera, cosas de no estar abonado, pero sí he visto la lidia completa, siempre atento al relato de los comentaristas, sin querer perder un detalle. Lo bien que iban explicando todo, lo fácil que seguía la lidia con sus indicaciones y de repente, dónde dije digo, digo Diego, pegaron tal vuelco, que servidor pensó que había perdido el raciocinio, la razón, el discernimiento y la chaveta al completo.

Sale el ejemplar de don Victorino, arrastrando el hocico por el suelo, buscando los engaños y ofreciendo esa condición que mantuvo hasta el final de querer cogerlos y no precisamente para jugar al corre que te pillo. la verdad es que la estampa ya gustó a los señores del micro, pero casi sin pasar de lo de las “hechuras bonitas”, vamos, que no entraba en sus planes sacarle a bailar al de la familia Martín. En el caballo, ese tercio del que nos enseñaron nuestros mayores que era fundamental, el toro empujó solo por un pitón y echando la cara arriba, mientras el pica le hacía la carioca. Vara y media, tardando un mundo en arrancarse a la segunda. En la primera le pusieron de lejos, pero él se acercó. En este caso es lo de menos, la cuestión es ir ampliando distancias en los sucesivos encuentros. Tardo y escarbando mucho, algo que tampoco agradó a los locutores. Y mientras que el entusiasta de la Mancha decía que a él eso no le importaba, al jefe le hacía reflexionar y decir que el tardear era la diferencia entre pensarse en ir o no. se cambió el tercio sin tan siquiera un leve asomo de entusiasmo. ¿Un tercio de varas de ni fu ni fa? Igual es que el toro no mostró la picabilidad que el aficionado desea, vara y media y sin meter los riñones en ningún momento, ni amago de hacerlo. Quizá su picabilidad habría quedado más patente en un tercer encuentro con el del peto. Los ha habido que decían que en esa vara habría declarado sin dudas lo que era, pero...

Y siguió el animalito arrastrando el hocico por la arena, incluso el señor locutor en jefe de la cadena se atrevió a sentenciar que el toro es la madre del cordero y que el toro tiene que estar, que el torero tiene que abrirse a ganaderías y que entonces es cuando llegará el cambio. ¡Uff! Me estoy liando. ¿Lo magnífico que es todo, lo magnífico que es el toro actual y los toreros del momento y claman por el cambio? No lo pillo, que no. Pero sigamos. Estábamos a mitad de la faena de muleta y en esto que se atreven locutor y entusiasta a decir que este Victorino era mejor que el anterior. Igual es que a punto de acabarse su lidia aún no se habían enterado de las condiciones del animal o lo mismo es que este no las había manifestado con rotundidad. Un recuerdito más hacia ese insistente defecto de escarbar y “click” de repente, como si al entusiasta de la Mancha le hubiera dado un aire, se atreve a decir que él echaría el toro a las vacas. No sé si hubo tan siquiera una tanda más, cuando se desató la locura y el señor presidente decreta el indulto. Pero, ¿cayó un meteorito en las inmediaciones de la plaza? Las embestidas, estupendas, desde luego, las convirtieron en angelicales, mientras el escarbar no cesaba, pero claro, lo que antes era un defecto, se vuelve en simple anécdota. ¡Un toro completo! Pero no porque pareciera que lo fuera por si mismo, sino porque estamos en un tiempo de anemia, ¡Caramba! Si resulta que estamos en los años del hambre taurina. Pero a las afirmaciones del señor Molés siempre asomaba el entusiasta con su sabiduría y facilidad de palabra. Que resulta que el toro bravo es el que aguanta treinta embestidas; nada decimos de los dos primeros tercios. Lo bueno es la durabilidad, que no la picabilidad, a ver si nos enteramos de una vez, que esto es lo que tiene esa anemia de que nos habla don Manuel.

Pero ya en medio de la locura y verborrea irrefrenable, va el locutor del callejón, el que ocupa el trono microfónico en ausencia del jefe y hace entrar en escena al señor presidente de la corrida, que según el reportero, es un presidente actual y moderno, partidario de favorecer la tauromaquia. Y, ¿qué es eso de favorecer la tauromaquia? ¿Es que hasta ahora en los palcos se ponía a quién estuviera en contra de esta? ¿Es que el palco tiene que estar ocupado por una persona que esté a favor o en contra de algo? ¿El juez de la corrida debe ser parcial? Anda que no me lo están poniendo difícil para entender todo este guirigay. Y por si faltara algo, el del callejón se descuelga con que el respetable no va a saber reaccionar para pedir los trofeos para el matador, Manuel Escribano, que casualmente también andaba por allí.


Luego uno escucha que esto es bueno para la Fiesta, como si un prescriptor supremo recetara un indulto cada ocho horas o en las comidas, par tomar por vía oral y acompañado de mucho entusiasmo, que eso es saludable para el espíritu... y puede que hasta para las carteras de algunos que, como el presidente, también son actuales y modernos. Las vueltas que damos para ver si alguien más se anima a este embrollo. Yo me quedé francamente preocupado, porque de repente un buen toro, tras casi toda la lidia lo convertimos en merecedor del indulto, cuando antes había provocado entusiasmos más que justitos, porque uno no sufrió esa catarsis súbita del tomatazo y porque tampoco estamos demasiado acostumbrados a pasar del blanco al negro en un click. Ya saben, como si así de repente se nos manifestara lo que manteníamos en secreto con tanto celo, el trastorno bipolar: tesís, síntesis y... antítesis.


Enlace al programa Tendido de Sol del 18 de abril de 2016:

17 comentarios:

Luis Cordón Albalá dijo...

Enrique, ¿cómo se te ocurre decir que ese toro no era de indulto? Ya está, esta noche, entre unos y otros, te dejan sin cena, y probablemente mañana sin desayuno ni lunch (como dicen los bienhablados), y te lo dice uno que por pocose muere de hambre durante estos últimos días.
No, ahora enserio, la verdad es que creo que sólo tú, yo y seis o siete más por ahí hemos sido los únicos que le hemos dado importancia a lo que hizo ese toro en el caballo, y vuelta a empezar con la misma cantinela: no tenemos ni p*** idea de esto y somos unos carrozas por darle importancia a lo que nos chiva el caballo.
Luego está algo que, si me permites, has pasado por alto: lo de "es indulto en Sevilla pero no en Madrid". Como decimos en mi querido pueblo, ¡¡pero papo!! Ni que fuera esto como dar orejas. Las orejas al final acaban en la cazuela o disecadas en el salón de trofeos de casa, y al final se las lleva el viento; pero al indultado lo tienes llevándose por delante a tus vacas durante algunos años y de él depende en parte el devenir de tu ganadería.
Vamos, que de aquí a algunos años vamos a ver por doquier victorinines escarbando y empujando con un solo pitón, eso sí, embistiendo con mucha clase y emocionado en el último tercio. Qué no digo yo que vaya desastre, pero que también me gusta la suerte de varas oye...
Un abrazo

Ah por cierto, como sé que eres novel en eso de ver los toros por la tele, déjame que te dé un consejillo de amigo: la próxima vez quita el volumen de la caja tonta y ponte... yo qué sé... Mecano, Triana, Los Chunguitos o a DJ Nano (que es al que me pongo yo). Tu salud mental te lo agradecerá.
A mandar

Rafa dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con usted. Ha sido una locura colectiva y un gran despropósito. Lo extraño es que también se hayan vuelto medio locos en ambientes toristas. Han defendido el indulto de un toro que poco se diferencia de los 'comerciales' que tanto critican.
Saludos.

Cincinato dijo...

No voy a mojarme sobre si el toro mereció o no el indulto porque no lo tengo claro: su forma de embestir me entusiasmó pero es cierto que su pelea en el caballo no pasó de discreta. Es decir: indultar al toro es dar por bueno que los toros se críen solo para la muleta y eso no me gusta nada. Pero por otro lado he de reconocer que de todos los toros que he visto en vivo o en TV a los que se les ha pedido el indulto, este sea probablemente el que más lo merecía.

Pero yo lo que quiero destacar, más que si el indulto en sí fue oportuno o no, es una cosa que me llama mucho la atención: observo que se piden más indultos que vueltas al ruedo. Parece que por alguna razón no hay toros buenos: o son malos o mediocres y no merecen premio alguno, o son extraordinarios y merecen el reconocimiento máximo. Públicos que ni se plantean pedir la vuelta al ruedo a un toro, convierten la plaza en una caldera si alguien, a veces una sola voz, prende la mecha con el grito de "no lo mates", fenómeno alimentado inmediatamente por el torero, que ve que puede conseguir una puerta grande sin entrar a matar: menudo chollo.

Creo que detrás de esta llamativa desproporción entre toros de vuelta y toros de supuesto indulto se esconde un fenómeno ajeno al mérito de los bureles: el postureo del público que anhela la sensación de haber vivido algo excepcional y poder contarlo: "yo estuve allí".

Volviendo a la actitud que adoptan los toreros en estos casos, me parece sancionable. No fue el caso de Escribano (o no tanto) pero yo he visto a toreros haciéndose los remolones hasta el extremo, echando al público encima del Presidente de manera exagerada e indignante, convirtiendo la no concesión del indulto en un acto de heroísmo que, claro está, no siempre se produce.

Si de mí dependiera, reformaría los reglamentos para que al matador de un toro indultado no se le concediera ningún trofeo simbólico y se tuviera que conformar con dar él una vuelta al ruedo. Ya verías como cantaba otro gallo y, de haber indultos, estos serian incontestables. O casi: que cuidado que es difícil que entre aficionados estemos todos de acuerdo.

Si se me permite una maldad al hilo de esta entrada, he visto -por TV- más festejos que nunca de la Feria de Abril, y ha sido una terapia fantástica para curarme cierto complejo de inferioridad que tenía como aficionado bilbaíno: se dice mucho -porque es verdad- que el público de mi Bilbao es a menudo imprevisible en sus reacciones y extravagante en sus criterios para valorar y premiar faenas. Pues lo admito. Pero si Sevilla anda como he visto este año, hay un sitio menos desde el que nos puedan dar lecciones. Y no lo digo con satisfacción: lo digo con mucha pena. La Fiesta necesita referentes, y me temo que Sevilla ya no lo es. ¿Lo seguirá siendo Madrid? Lo veremos a partir del seis de mayo.

Por cierto Enrique: me he hecho de Canal Plus Toros (antes solo veía algunas corridas sueltas por taquilla) así que cabe la posibilidad de que me veas por esta tu casa de vez en cuando. Veré más corridas que oros años. Aunque sea por esa TV de la que cabe decir la frase que atribuyen a Churchill sobre los bikinis: que muestran cosas interesantes, pero ocultan lo realmente importante.

fabad dijo...

Amigo Luis, tampoco creas que la suerte de varas en Madrid se diferencia mucho de la de Sevilla.
Enrique ¡cuanto sabes!. Un abrazo.

Anónimo dijo...

"...El Toro indultado.

La selección del semental puede hacerse con el perdón de la vida de un toro que se lidia. Perdonarla vida del toro por su comportamiento en la lidia, me ha parecido una idea con muchas facetas positivas, y entre ellas, y, quizá la primera, lograr que el publico se interese por la bravura del toro y sea él mismo el que la juzgue con entusiasmo. Fríamente considerado, el aspecto negativo pueda estar en que la bravura elegida, aclamada, lo sea también apasionadamente; pero no importa en demasía, porque toros indultados, si no les gusta por completo al ganadero cabe que los venda o los mate. lo que sí creo es que el indulto crea afición en el público que lo ha pedido a la presidencia de la plaza.
De todas formas, a un toro en el ruedo se le suele exigir menos que en la retienta de sementales...."
Extraído del libro: El Toro Bravo
Autor D. Álvaro Domecq y Diez
Espasa Calpe 1ª edición 1985

Saludos...Ängel.

Enrique Martín dijo...

Luis:
Te tengo que dar la razón en lo del volumen de la televisión, pero en este caso me ha venido muy bien, porque lo que iban diciendo y lo que acabaron diciendo me hizo mucho que pensar. Sobre eso de indulto de aquí o de allá, pues no sé, no creo yo mucho en esas diferencias de plazas, sí de gustos, pero no de seriedad. Nos quieren convencer de que en tal o cual plaza no saben y en Madrid sí, pero juzga tú mismo cómo está nuestra plaza y a los niveles en los que ha caído. El mal del triunfalismo es generalizado y si no, verás en mayo lo que se nos viene encima.

El toro en si mismo es una clara muestra de la metamorfosis del toro de Victorino, que hace mucho, pero mucho tiempo, dejó de ser Albaserrada, de ser ese toro que como mínimo cumplía en el caballo, para llegar a ser ese dócil animalejo que solo vive para la muleta. Que también te digo que ya me gustaría que en Madrid salieran cinco o seis como él, lo firmaba ya. Pero bueno, al final llegamos a lo que suponíamos, la domecqticación de Victorino Martín

Un abrazo, carroza

Enrique Martín dijo...

Rafa:
Pues lo mismo es que esa domecqticación de Victorino también ha llegado al aficionado, a ese que se queja y se queja de lo de Juan Pedro y luego, consciente o inconscientemente, es lo que pide y exige.

Muchas gracias por pasarse por aquí, un saludo

Anónimo dijo...

Estuve en la plaza y gritaba "matalo".
Y no solo por la discreta suerte de varas, sino porque además el toro perdió las manos varias veces y porque la faena duró un suspiro. Me parece que pedir un indulto después de 5 minutos de faena y concederlo tras 8, no es una prueba clara de la excepcionalidad de un toro.
Y al final el toro venía perdiendo gas en su tan magnificada embestida y terminó abriendo la boca.
Pero lo que es peor, no es que un publico eufórico pidiera el indulto, o que lo concediera el joven Presidente, sino que lo aceptara Victorino.
Si este es lo que él considera un toro excepcional en todos los tercios, también para esta ganadería podemos decir adiós a la importancia de la selección de la bravura a través del tercio de varas.
De todas forma esto viene bien para la "fiesta" y para el marketin de Victorino.

Manolo desde el Tendido 8

Enrique Martín dijo...

Cincinato:
Sabio Churchill, jajajaja. Ya te estoy haciendo sitio para que te pases por aquí cuando quieras, solo tienes que decirme si prefieres café, té o un refresco y ya tienes tu localidad en esta grada. Sobre lo de la decadencia, pues lamentablemente no creo que podamos salvar a Madrid, y si no, prepárate para ver lo que nunca imaginaste para esta feria que viene.

Coincido contigo en ese querer contar "yo estuve allí". Y no acabo de entenderlo, o sí. Resulta que el goce, el disfrute, pasa como en otras muchas cosas en esto de los toros, más por lo superfluo, que por lo esencial. Es más el contarlo, el arreglar la comunicación, el márquetin, que dicen, lo festivo, las charlas, la comida, el figureo, que agarrarse a lo que ocurre en el ruedo, el toro. Esto no importa.

Ya no se piensa en una vuelta al toro, ni del torero, ni nada de nada u orejas e indultos o nada tiene sentido, lo que parece un verdadero sinsentido. Yo me he pasado toda una vida sin pedir indultos en la plaza y no me he muerto, ni mi afición se ha resentido. Y digo sin pedir indultos, porque hace años viví el de aquel Belador de Victorino, un toro mucho más completo que este, pero que en aquellos tiempos no cumplía con lo exigible a un toro para ser indultado. Una corriente provocada por la prensa del momento empujó al público a pedir ese indulto. Vale, pues ya está, los mismos que al ver la tardanza en que se volviera para adentro pedían que se le estoqueara en el ruedo. La plaza se dividió en los que decían que sí y los que no. Los primeros que sí al indulto y después que sí a que se estoquera. Los segundos, que no al indulto y que no a lo de pasarlo por la espada, que apechugaran con lo pedido.

Pero esto son historias de otras épocas. Ya sabes, aquí te esperamos siempre.

Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Fabad:
A todo hay quién gana, ¿eh? Jajajaja. En este caso me ganas y me llevas mucha ventaja.
Un abrazo fuerte

Enrique Martín dijo...

Ängel:
Pues cómo diría el otro, pues eso, ya está dicho todo. No sé lo que hará Victorino con el animal, pero sí que tengo muy claro que le va a reportar suculentos beneficios. Y si cobra entradas por ver al toro en el campo, va a tener que hacer un parking de autobuses en la finca.
Un saludo

Eugenio Vidal dijo...

Por eso en tendido cero, no salió la suerte de varas.

Antonio Fernández Box dijo...

Yo, como aficionado mas visceral y menos entendido que Vosotros si hubiese pedido el indulto, pero a toro pasado tengo que reconocer que el toro no se comportó excepcionalmente en todos los tercios como obliga el reglamento.
No obstante, si comparamos el indulto de Arrojado de Núñez en esta misma plaza vemos que cumplió menos aún en varas y si nos ponemos, Belador tampoco debió ser indultado según tus acertados comentarios en los que no eras partidario del mismo, pero recurro a 'estos para analizar el ambiente alrededor del mismo que creo también determinante, como ahora el ambiente precedente de corridas invalidas y descastadas han hecho realzar mas el valor de este toro.

Anónimo dijo...

Hola Enrique!
Yo el toro no lo vi de indulto, y anda que no me han dado por decir lo que pienso.
Lo primero que nos robaron el tercio de varas como todas las tardes, deberían haberlo puesto en suerte para un tercer puyazo, nos quedamos con las ganas de verlo.
El toro tuvo una embestida espectacular haciendo surcos en el suelo con el hocico, pero no era de indulto.
La Maestranza después de ver tantos toros doblando las manos, llegó "Cobradiezmos" y se volvió "loca".
Son los efectos de una tauromaquia instalada en la mediocridad, de una falta de afición en Sevilla y de un palco que con sus actuaciones nada más que hace quitarle categoría a la plaza.

Saludos!

Enrique Martín dijo...

Eugenio:
No piense mal, igual es que se les mojó la cinta y por no pedírsela a Canal Plus, pues no lo pusieron. ¿No pensará que lo hicieron adrede, verdad? ¿O igual sí?
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Pues sí, aquel día bullía un ambiente de indulto en aquella Concurso de la Prensa y estaba claro, si en aquellos tiempos se indultaba algo, eso tenía que ser Victorino. Le tocó a Belador, que si lo comparamos con este, quizá pudo ser mejor toro, pero lo de indulto, pues como este. Lo del de Núñez del Cuvillo es que creo que ni se puede tener en consideración. Si esto nos puede parecer una locura, aquello no sé cómo llamarlo.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Isa:
¡Qué alegría verte siempre por aquí! Pues yo lo vi como tú. ¿bueno? Buenísimo, con unas embestidas de locura, pero de ahí a mandarle a la finca. Quizá fue una pérdida del sentido, como muy bien dices por los antecedentes de la feria, pero una pérdida de sentido al fin y al cabo.
Un abrazo