miércoles, 28 de octubre de 2015

Los antis y su naturaleza customizada

Pues por si fuera poco, ahora también esto. Pobres antis.


Uno ya va cumpliendo años, unos cuantos y empieza a tener sus goteras, empieza a sentir que el mundo va muy rápido, empieza a decir eso de que la música buena era la de mis tiempos, que pelis buenas las de mi época, que bellezas las de... las de siempre y en más de un caso hasta servidor se ve puesto en evidencia por esos jóvenes que vienen más “preparaos” que nunca. Si es que ahora parece que los críos nacen más listos, ¿verdad? Yo creo que es la alimentación, los yogures, sobre todo, y los zumos mineralizados con omega 3 y vitamina G7. Ya cosas que uno no llega a entender. Siempre había pensado yo que la naturaleza se disfruta a muchos kilómetros de las grandes ciudades y a muchos más de Madrid, a pesar del Retiro, Casa de Campo, Juan Carlos I y el parquecillo de al lado de casa. Porque claro, uno entiende que la naturaleza es algo que se desarrolla como le viene en gana y que el hombre es incapaz de dominar. Puede tener un cierto control sobre ciertas cosas, pero no demasiadas. Que si el barbecho, el recebo, la montanera, los injertos que mejoran la especie, la genética, la previsión del tiempo, el goteo y muchas pequeñeces más, pero la naturaleza en si misma es incontrolable y cuando se pone farruca, a correr, que no la frenas, ni pidiéndoselo por favor y con educación.

Las aves rapaces cazan y matan para poder subsistir, igual que los lobos, los felinos y a veces, hasta el propio ser humano. Los roedores se comen las cosechas, las vacas el pasto y estos, junto con caballos, mulos, mulas asnos y demás bestias de carga, cagan dónde les pilla. No hay colegio de pago, concertado, público o privado que les quite esa costumbre. Es más. Los animales, estos y todos, huelen. Es lo que tiene la naturaleza, unas veces son los aromas refrescantes de los pinos, eucaliptos o jazmines florecidos y otras la peste de los cagarros recién plantados, que nadie se ocupa en retirar con una bolsa de plástico, con sumo cuidado, para depositarlos después en el correspondiente recipiente habilitado para residuos orgánicos, el cubo de las cacas, dicho finamente. Y esto que parece tan absurdo, tan poco políticamente correcto para muchas mentalidades modernas, ha sido la forma de vida de nuestros abuelos, bisabuelos, tatatatatatarabuelos. Criaban sus animales para matarlos y poder comer el tiempo que les durara el bicho, abonaban con estiércol que recogían cada uno de los días del año. Mantenían a los animales en corrales que se embarraban medio metro cuando llovía. Estaban a merced de que una enfermedad se les llevara la ganancia de un año o que un pedrisco o una plaga les metiera en doce meses de estrecheces y complicaciones. Así es la naturaleza. El caballo daba coces, el perro bocados, el gato bufaba y las vacas topaban, cuando no embestían, si eran moruchas, y te querían sacar las entrañas cuando estas y los machos eran ganado bravo. ¡Qué cosas! Unos dulces animalitos tirándote viajes queriendo ensartarte con las perchas.

Pero no todo era malo, claro que no. A veces hasta quedaba tiempo para fiestas y en muchos pueblos, lo que más gustaba era eso de jugar o ver como otros jugaban con el ganado bravo. Ya que el animal tiene esa costumbre, aprovechémosla y pasemos un buen rato. Pero en estas que están en mitad de la juerga, disfrutando después de haber recogido la cosecha, con dinero fresco y con ganas de celebración. que llegan unos señores y te dicen que nanay, que se acabó la historia, que eso es barbarie en estado puro y que se acabó lo de matar a los animales; esos a los que incluso ponían nombre, a los que cuidaban pasando muchas noches en vela, tratándoles como algo propio de la casa, pero teniendo claro su fin, el matadero. ¡Qué salvajes y asesino! ¡Insensibles! Que en pleno invierno a lo más que llegaban era a tenerlos en el establo, cuando no en prados con encinas en los que los pobres animales se resguardaban. ¡Qué inhumanos! Lo suyo habría sido que les hubieran cedido su cama, su fuego y su comida y para San Martín, en vez de darles matarile, montarles una fiesta del pijama, una fiesta sorpresa, con limonada y canapés de Dog Chow. Si ya lo vaticinó Walt Disney, a nada que haya un poco de interés, hasta podrías sacar a bailar un tango a la vaca Flora, cuando no una conga con Marcelo, el cerdo que tiene un tipito para comérselo; siempre hablando figuradamente, claro.

Pensarán que me he vuelto loco, pero loco de atar, de tratamiento prolongado y les aseguro que no haría ningún intento por convencerles de lo contrario, pues ese mismo pensamiento ronda mis entendederas. Pero de la misma forma, estoy seguro que a muchos de ustedes se les han venido a la mente actitudes y comportamientos de muchos que se hacen llamar amantes de los animales, amantes de la naturaleza. Y ya digo, se hacen llamar así. Lo que no tengo tan claro es lo que ellos entienden por naturaleza. Tengo la sensación de que en lugar de acercarse ellos a esta, lo que han pretendido y siguen en su empeño, es llevar la naturaleza a su entorno ala gran ciudad, creyéndose que el Retiro, Casa de Campo, Juan Carlos I y el parquecillo de al lado de casa son eso: pura naturaleza. Es como un intento de urbanizar el campo. Tanto ecologista de nuevo cuño, animalista, filiorrepollista berzoprófago, casi antropofóbico es como si hubieran querido inventarse un nuevo orden natural, con las malas vibraciones que dan todos los nuevos órdenes, en los que primero se equipara a los seres irracionales con los racionales, para, dando un paso más, colocar a los animales en la cumbre de la pirámide de los seres vivos que poblamos la tierra. Por supuesto que los animales tienen que tener derechos y que merecen vivir en las mejores condiciones posibles, pero en las condiciones óptimas para su desarrollo como especie, atendiendo a sus necesidades y a su papel para mantener el equilibrio de su ecosistema, no crear unas condiciones propias para el hombre y trasladárselas a ellos, como si fueran seres racionales con entendimiento y capaces de razonar. Sinceramente, esto me parece una tiranía y un maltrato hacia los animales.


Parece además como si solo hubiera dos posicionamientos posibles, los extremos, sin haber más opciones intermedias. Los que les pondrían un piso en la playa a los animales y los que apiolarían a todo bicho viviente que encontraran a su paso. Con la cantidad de matices que puede haber entre uno y otro punto de vista. Pero llega a tal punto esta obsesión proteccionista de los animales, que la aplicación de sus fundamentos acarrearía el sacrificio de miles y miles de ejemplares. Sin ir más lejos, ¿se habrán planteado en algún momento que si hoy se prohibieran las corridas de toros, en diez o quince días asistiríamos al sacrificio sistemático y apresurado de cientos de miles de cabezas de ganado? ¿Se habrán parado a pensar que la supervivencia de prácticas como los toros o la caza, garantizan la conservación de estas especies, de su medio natural y la de todos los animales que comparten ese medio? ¿Se habrán parado a pensar que el que siga habiendo toros y caza es la causa principal de que el campo siga siendo campo, igual que el monte sigue siendo monte en la medida en que la subsistencia del hombre depende de su conservación? No lo sé, pero lo que sí sé es que parece que todos estos grupos se han alejado abruptamente de la naturaleza real, no de la que ellos han idealizado, y  quieren vivir un mundo imposible e insano para el equilibrio del planeta, ellos siguen a lo suyo, en su nube, por mucho que me expliquen ahora lo que quieran, pretenden un espacio exclusivo para ellos, algo parecido a ese engendro de los antis y su naturaleza customizada.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Plan de estudios de la FP en Tauromaquia

Cabe la posibilidad de que se incluya la asignatura de cosido rápido, para los mozos de espadas que tienen que 


Para que luego digan que las cosas de palacio van despacio. Al Gobierno se España se le ha emperejilao lo de la FP en Tauromaquia y casi inmediatamente después de que se anunciara que el proyecto estaba muy avanzado, ¡zas! ya nos muestran el plan de estudios, con todas las asignaturas, sus libros de texto y hasta los catedráticos que impartirán las asignaturas. Para que luego haya por ahí algún listo que diga que el partido del gobierno no se preocupa de los toros. Si es que no duermen pensando en la Fiesta, la de los toros, se entiende. Que van a dejar esto “atao y bien atao”, como corresponde a las personas de bien y con decencia.

En realidad no se ha pasado todavía a los medios de comunicación, pero sé de buena tinta que no van a tardar. No sé si yo debería desvelar la primicia, pero el cuñado de mi vecino me lo ha pasado y tampoco quería yo hacerle el feo. Qué considerado el hombre, con lo mal que me he portado yo con él, lo reconozco. Una vez hasta le regalé una entrada para ver al Juli y a Padilla, y el hombre hasta me lo agradeció y todo. Si es que el mundo está lleno de buena gente. Y todavía me lo recuerda; como para no recordármelo, el tostonazo que se tragó, que en una de estas que me quiso contar la faena de don Julián, le pegó un tirón en las lumbares y estuvo mes y medios de baja, sin bajarse de la cama, que tuvieron que reponerle la cuña y la botellita de lo otro quinces veces, hasta que se enteró que había que vaciar todo eso y lavarlas con cierto esmero.

Bueno, pues resulta que el módulo consta de dos cursos, el primero lo de ir a clase y el segundo las prácticas, que duran unos seis meses. Que en año y medio ya estás funcionando, a nada que te apliques e hinques los codos. Ahí va el plan:

La técnica en la tauromaquia:    
Trapazos I
Trapazos II
Trapazos III, perfeccionamiento avanzado. Libro de texto de Miguel Ángel Perera
Destoreo I
Destoreo II
Contorsionismo taurino. Manual del Dr. López Escobar.
Bernadinas y Manoletinas.
Cuidados de la espalda.
Cómo prevenir los estiramienos de brazos y espalda

Teoría aplicada del toreo de capa:                           
El capote se coge con las dos manos. No hay libro, se repartirá un folleto tríptico.
         
Las banderillas, preparación y consumación:
Carreras a todo correr I y II, manual elaborado por El Fandi y Hussain Bolt
El brinco I y II
El gran brinco, avanzado, nivel Ferrera
A toro pasado I
A toro pasado II
A toro muy pasado, Sobre texto de El Fandi y el profesor Padilla
         
Teoría y técnica del descaro:
Encararse con el público
Encararse con el señor presidente. Sobre la obra del profesor De Córdoba, don Finito
Ponerse delante de las mulillas
Presionar a la presidencia. Según la obra de El Pirri.
Teoría y técnica del ¡Bieeejjnnn! y del ¡Vámonos!

El toro, ese amigo. Tratado de taurofilia de don Núñez del Cuvillo
El toro, qué malaje. Manual de Moreno Silva

Esto el primer curso, en el que los alumnos tendrán que preparar un proyecto fin de ciclo, dónde demostrarán lo aprendido en una entrevista hecha por el señor Molés, en la que tendrán que aguantar las bromas que se muy agudamente se le ocurran al entrevistador, y otra realizada por el catedrático en Tauromaquia, el señor Moncholi, en la que pondrán en práctica el dar la razón y decir a todo que sí al señor locutor.

Las prácticas se realizarán en la sede de diferentes escuelas taurinas de las diferentes comunidades autónomas. De momento solo he sabido que participará la Escuela del profesor López Escobar, la escuela Marcial Lalanda, al menos mientras que el recinto no se reconvierta en un albergue para roedores domésticos y aves rapaces criadas en cautividad. Además del Polideportivo de la Concepción y la clínica de fisioterapia del doctor Menéndez. Y ahora que me digan que los toreros no van a salir preparados de verdad. ¡Enga ya!

domingo, 18 de octubre de 2015

La FP en tauromaquia, ¿es necesaria?

Al autor de este blog igual le habría venido una FP en lo que fuera. Pero como no la hizo, aquí les presenta su nueva página con sus trabajos, para todo aquel que quiera interesarse. Muchas gracias


Lo que se enfada el personal cuando se huelen que las cosas se politizan. Si hasta a todo un presidente de gobierno, a sus ministros, a su vicepresidenta, a presidentas de comunidades autónomas encharcadas en la corrupción les ofende que se les lleve la contraria y como si fueran pistoleros del “far west” desenfundan más rápidos que el viento el argumento de la politización. Que muchas veces no digo yo que eso sea malo, pues política es todo, la vida es política y no solo nos tenemos que resignar a ello, sino que hasta deberíamos sentirnos satisfechos de que las cuestiones del día a día se pudieran debatir políticamente. Otra cosita es el que de todo eso haya un partido, un looby o una asociación de vecinos que quieran manipular en favor suyo. A eso, más que politizarlo, yo le llamaría partidismo. Y si hay un tema que en los últimos tiempos se utiliza de forma partidista para ganar una docena más de votos, ahí están los toros, la Tauromaquia cómo ya llama a esto toda la modernidad, sus adeptos y los que se ven influenciados por estas corrientes.

Ahora resulta que al partido amigo de la Fiesta no se le ocurre otra cosa mejor que el plantearse la creación de una FP en Tauromaquia. Qué bien, dirán algunos. Defender así los valores patrios. Y no sé si será real o no, pero parece que será para formar banderilleros. La medida es perfecta para que los que vengan detrás la retiren del plan de estudios, para que a continuación se les eche encima todo el mundo taurino, con ese corporativismo que caracteriza a nuestro sector y que tildemos de antitaurinos, antiespañoles, antipatriotas, tiranos, dictadores, come niños, sacamantecas y tragacardos a esos señores. Y los caballeros y caballeras del PP podrán sacar pecho erigiéndose en defensores de la Fiesta. ¡Vaya! (por no decir ¡Coñoooo! que es de mala educación) Pues que la providencia haga el favor de no mandarme adalides así; casi mejor que nos envíe cincuenta batallones de antis y enemigos declarados de los Toros. Al menos, a estos los identifico fácilmente, vendrán en pelotas y pintados de rojo o en su defecto, con los ojos inyectados en ira antihumanos.

Se pasan cuatro años recortando en Educación hasta límites insoportables, suben las tasas universitarias al cielo, cierran comedores escolares, apelotonan a los chavales en las clases, cercenan proyectos de investigación en marcha y algunos a punto de culminar, cierran colegios, institutos, hay chavales que se quedan sin plazas precisamente en FP, otros tienes que irse todos los días al fin del mundo para poder cursar el bachillerato que desean, mutilan las enseñanzas de humanidades, la música no se manda ni tan siquiera al desván, como otras enseñanzas artísticas, la filosofía desaparecerá de nuestras vidas y en este ambiente tan sosegado y apacible, a los responsables de educación no se les pasa por la cabeza una ocurrencia mayor que crear una FP en Tauromaquia. Será para darle en los morros a la señora Carmena y a todos los de Podemos. Pues queden con ellos y díganse las barbaridades que les vengan bien, pero dejen de utilizar una vez más a los Toros. Nos quejamos de la manipulación que una parte hace de la cuestión taurina y por el otro lado nos estaban esperando con esto. No sé ustedes, pero yo tengo la sensación de ser una bola de futbolín que va de un lado para otro a base de palos y cuando descanso en la portería, me cogen de nuevo del cajetín y vega, más palos. Me dan por la izquierda y cuando me doblo para la derecha, allí está otro sacudiéndome para enderezarme. ¡Haya paz! Aunque no sé si debería decir ¡Halla paz! Encontremos esa paz. Quizá haciendo política, puede que ese fuera el camino, hacer política de verdad, no politiqueo, ni partidismo. Pero si no saben hacer política en Educación, sanidad, Cataluña, inmigración, refugiados, guerras en el mundo, desamparo de la población, pobreza, falta de recursos, ¿se lo vamos a pedir para los Toros?

No hay partido que sepa tratar el tema taurino, entre otras cosas porque cada uno se ve en la obligación de mantener una postura impuesta, un cliché que se supone que deben cumplir, no vaya a ser que si se salen de ahí pierdan dos votos. Que igual es verdad, pero al no actuar en conciencia pierden dos mil. Unos lo toman como bandera del españolismo, otros como del antiespañolismo, otros se quedan parados progresistamente y hasta dicen que nunca les verán en una plaza de toros, para un rato después desdecirse, otros no se plantean otra cosa que atacar sin saber de qué va esto, otros...

¿Y qué dice el mundo del toro? Pues al contrario que los partidos políticos, los taurinos mantienen una postura uniforme, no saben para dónde van. Unos solo están preocupados por mantener su negocio, otros se dejan llevar por estos, otros se mantienen como víctimas, otros solo quieren que no les quiten el encierro de las fiestas, una vez al año y punto, sin importarles que el resto del edificio se desmorone irremediablemente. Otros se asocian, hacen grupos con siglas impronunciables y todos mantenemos esa tradición tan taurina, tan nuestra, del cada uno a lo suyo. Me gustaría oír una voz autorizada del taurinismo decir que esa FP se agradece mucho, pero que se la guarden para ellos, que no, que no es eso lo que se necesita. Porque si algo tienen los Toros es el tener una personalidad, una idiosincrasia propia, en muchos casos muy alejada del mundo no taurino, a la vez que muy arraigada en la esencia de muchas gentes. Al toreo no hay ni que dotarlo de recursos, imagínense hasta dónde me atrevo a llegar, al Toreo le bastaría con que no le estuvieran poniendo chinitas en el camino permanentemente, cuando no palos en las ruedas. Si la Tauromaquia tiene más fortaleza que la que podamos imaginar. Imagínense los ataques que sufre continuamente, en especial desde dentro, y sigue adelante a pesar de todo. La única ayuda que este mundo necesita es el conseguir quitarnos del medio a tanto golfo, tanto ladrón, tanto mediocre y tanto... (¡Tente, que te pierdes!) Que nos dejen tranquilos. Que los viejos maestros, los maestros de verdad, enseñen a los jóvenes, que la enseñanza no esté en manos de fracasados que no buscan el bien de la Fiesta, sino el beneficio propio, que haya quien le diga a los críos que quieren ser toreros que no se puede torear engañando, que torear no es pegar pases y que para ser torero hay que ir poniendo la pasta por delante. Que los torerillos aprendan cómo se lidia, que se prueben con vacas, que el que valga eche para adelante y el que no, que disfrute de la afición más bella del mundo, que hay muchas formas de sentir el toro. Eso es lo que necesitamos. Quitarnos carroñeros de encima, apartar esos especuladores e intrigantes que nos usan y nos tiran como trapos viejos. Y yo ahora me pregunto: la FP en tauromaquia, ¿es necesaria?


jueves, 15 de octubre de 2015

El toreo al desnudo y los toreros en pelotas

Hay toreros a los que no me imagino luciendo cacha


El que no haya visto esas artísticas fotos de los toreros exentos de ropas, si acaso con lo justo para permitirles mantener el pudor, e incluso alguno atreviéndose a ser soporte de una caricatura, que corran antes de que cualquier mente retrógrada y estrecha las quite de la circulación. Como si fueran los nuevos David de Michelangelo, el Discóbolo o las figuras que decoraban los tímpanos de los templos clásicos, estos elegidos para la gloria han prestado sus cuerpos al arte. No seré yo quién censure este nuevo montaje publicitario. Cuidada la imagen, la luz, el atrezzo, la composición, los personajes bien elegidos, hasta le han hecho un hueco a Urdiales, en alza por méritos propios. Y me atrevería a decir que hasta la caracterización es digna de alabar. Siempre es bueno que el toreo eche mano de las técnicas propias de la comunicación, que las utilice para hacer llegar los mensajes deseados y que estos sean recibidos por el mayor número posible de individuos. Cuanto mayor sea el número de impactos, mejor, pero no confundamos esto con el éxito de una campaña. No seamos tan necios de creer que hemos alcanzado el cielo por el simple hecho de que nos ha visto mucha gente. Ese es un error más propio de estúpidos y simples.

Una campaña publicitaria se puede considerar exitosa según varios parámetros. En primer lugar, si como decía antes, los impactos son muy numerosos, habrá que felicitar al que planificó dicha campaña en los medios, al que eligió los mejores soportes. Pero luego es necesario, imprescindible, diría yo, que el mensaje sea correctamente decodificado por el receptor y que penetre en el público objetivo de la campaña. Si se logra, el mérito será de los creativos que han sabido comunicar lo que se les pedía. Vamos bien, ¿verdad que sí? Estupendo. Pero cuidado, que aquí es donde los que se quedan en lo superficial, en la simple apariencia, es cuando asoman la patita, por si alguien no se había dado cuenta de sus carencias. Nada de esto vale, si el producto no responde a las necesidades del consumidor, a sus expectativas y a que le haga la vida mejor, más cómoda, que le blanquee más las camisas, que los puños queden que niquelados o que el espíritu del aficionado taurino quede plenamente satisfecho. Y todavía alguno dirá: “pero es que así se habla de los toros”. Y vuelta la burra al molino. ¡Qué nooooo! Suponiendo que estas fotos empujen a alguien a ir a una plaza de toros, ¿creen ustedes que el espectáculo que se les ofrece puede conseguir que vuelvan a picar? Eso de engañar a la gente con la primera compra solo funciona con las colecciones de fascículos, nada más.

Incluso no sería una locura pensar que si alguien se entusiasma con las naderías de toreros como Morante, puede que sea peor el remedio que la enfermedad. Le contamos al neófito que el de La Puebla es lo más insigne que hay bajo el firmamento taurino, que es el summum del “jarte” y se encuentran con esa pantomima con un borrego, ese abuso ante un mochuelo y en el mejor de los casos puede que diga que no entiende del entusiasmo que esto provoca en los aficionados. ¿Esto ayuda realmente a la Fiesta? Permítanme que lo dude. Seguimos en esa corriente de modificar lo aparente, de incorporar ideas vacías de contenido, de centrarnos en lo accesorio, de preocuparnos si fulanito o menganito son simpáticos o no, si visten de fucsia y plata o carmesí y espuma de mar al atardecer, si salen en Vogue, Telva o Súper Pop. Nos preocupa más la merienda, el que todos los colegas lleven un pañuelico igual, el que todos lleven chistera verde o hacernos la foto con el figura de turno, pero, ¿y lo fundamental? Eso le interesa a muy pocos, de eso solo se preocupan cuatrorománticos que aún sueñan con ver la vuelta del toro. Si serán escasos estos aficionados, que ya son una anomalía dentro de este circo.

La Fiesta está desnuda desde hace ya tiempo, los iluminados han ido las telas poco a poco, haciendo jirones el traje más lujoso y mejor confeccionado que se podía imaginar. Como babosos sedientos de carnaza, han ido quitando los velos de la odalisca, acelerados por su ignorancia y la impaciencia del zafio. ¿El toro encastado? Fuera ¿La verdad del toreo? Fuera, fuera ¿La exigencia? ¡Uuuhh! Ni hablar ¿La seriedad? Ni en los funerales ¿La suerte de varas? Nunca sin el yintonic ¿El toro? El toro, ¿dónde estará ya el toro? Ese simplismo, ese fundamentalismo de lo superficial, esa alergia a lo fundamental, ese afán triunfalista no s ha dejado lo que tenemos, un esqueleto apenas cubierto por el pellejo de algo que ya ni recuerda a la Fiesta de los toros, en los que se adora a la mona, se idolatra a los mediocres y se profanan templos que un día acogieron al dios toro. Pero mírenlos, ellos tan felices por ver a Morante poner caras de genio, a Talavante tiznado y engolado y a otros insinuando un pezón. ¿Bello? ¿Estético? Igual sí, pero quizá mejor si esos señores no fueran matadores de toros, si no fueran parte imprescindible en este desmán taurino que nos aflige y si no estuviéramos con la Fiesta de cuerpo presente, esperando el momento de saber cuando le echarán la última palada que cubra para siempre a esto que un día fue grande. Mientras ellos gozando con el toreo al desnudo y los toreros en pelotas.


jueves, 8 de octubre de 2015

Y será verdad


 
No sé si este toro escarba buscando la verdad o un refugio donde esconderse avergonzado
Buscando y rebuscando me he agenciado con una serie de noticias de esas que los medios oficiales nos ocultan, para que no sepamos toda la verdad de lo que pasa en el mundo del toro, pero yo, que soy sagaz y audaz, he encontrado estas verdades que les voy a revelar tal y como a mí me las han contado.

Confirmado, López Simón no actuará todas las tardes de la feria de San Isidro, ni todos los domingos de la próxima temporada. Se estuvo barajando tal posibilidad por parte de la empresa y su apoderado, pero finalmente las exigencias de este último no han hecho posible la contratación. Cuando ya parecía estar cerrado el acuerdo, la cuestión de poner una limusina descubierta que atravesara el ruedo ha sido el detonante para que se rompieran las negociaciones. Quizá su lugar lo ocupe Gonzalo Caballero, aunque falta por saber si tomará la alternativa todas las tardes en las que sustituya a su amigo.

Cunde el descontento entre los aceituneros andaluces al saber que durante la recogida de la aceituna tendrán que pagar a la SGAE los derechos de autor que reclama El Juli, por la postura que estos adoptan cuando se agachan para tomar los frutos del suelo. Ahora cabe saber si también los espigadores castellanos tendrán que abonar su parte correspondiente. Solo les libraría de tal pago el que realizaran su trabajo de rodillas, algo a lo que no parecen estar dispuestos.

El gabinete de la alcaldesa de Madrid se ha puesto en contacto con los máximos responsables de la empresa que rige los destinos de la Madrid, la conocida como Taurodelta. Según fuentes bien informadas, la alcaldesa ha solicitado que se le respete su abono para la próxima feria de San Isidro. Se le pasó el plazo de renovación para la feria de Otoño. Tras décadas en el mismo abono, no le gustaría perder su sitio, sus amistades, la peñita con la que merienda las tardes de toros y seguir aprendiendo con los comentarios de los aficionados fetén, ha declarado la señora Carmena.

¡¡Exclusiva!! Esperanza Aguirre le ofrece a Carmena el abono de su marido, pues este no puede ir durante la feria y sería una lástima que se perdiera. Se lo dejaría al precio de taquilla; eso sí, también tendría que quedarse con las entradas de los caballitos. Y a unas malas, podrían compartir el abono de la expresidenta, siempre y cuando esta fuera el día del santo. No le gustaría perder la tradición de acudir a los toros vestida de chulapa. Si es que en el fondo, es una sentimental.

Una marca de productos ortopédicos contrata a El Juli para el lanzamiento de su nueva faja abdominal “Dorsal XM Premium”, ideal para las personas que por su ocupación sufren dolores de espalda. “El Juli nos aportará credibilidad”. Ha declarado don Bernardo Mingo Florido, director de marketing de la marca en España.

Nuevo lanzamiento de toros de juguete. Los ganaderos de Garcigrande y Núñez del Cuvillo, dentro de su plan de modernización de la Fiesta y con el objetivo de diversificar riesgos, lanzan al mercado del juguete su colección de muñecos de toros de lidia. Toros a tamaño real, ideales para que los niños jueguen con ellos. Incluso el modelo Baby bull sleeping, los bebes pueden tenerlos en su cuna, para que les acompañen mientras duermen.

Como continuación de al iniciativa de modernización y adecuación de los usos de la plaza de Madrid y tras el éxito de vestir al torilero de corto y que los picadores salgan por la Puerta de Madrid, la comisión, sabiamente guiada por el señor Zabala de la Serna, va a proponer nuevas medidas. Los alguacilillos dejarán de lado sus lúgubres vestimentas y pasarán a lucir unos modelos diseñados por Ágata Ruiz de la Prada. El nuevo atuendo variará de color según las estaciones, verde puñeta en primavera, naranja eléctrico para el verano y para el otoño no habrá traje, pues al paso que vamos, la temporada acabará a principios de septiembre, con lo que ya no será necesario el modelito de otoño. La nueva indumentaria incorporará unos patines, para que a los señores alguacilillos puedan acudir con prontitud al teléfono que les comunica con la presidencia para pedir los cambios de tercio. Se habló de ponerles un pinganillo (auricular), pero los responsables han decidido no hacerlo, por aquello de respetar las tradiciones de la plaza y de la Fiesta. Así mismo, de la pechera les saldrá una barra para poner un rollo de papel de aluminio, para que cuando entreguen una oreja puedan envolverla convenientemente, garantizando la correcta conservación del trofeo.

Dentro de Penta, la institución que tan eficazmente vigila por la buena salud de la Fiesta, se está debatiendo sobre la disyuntiva que provoca el indulto y la imposibilidad de dar las orejas a los matadores. Entre las propuestas más destacadas estaban el que el propio toro diera la vuelta acompañando a su lidiador, que se le instalara unas luces de colores en los apéndices auditivos para que desde los tendidos se pudiera ver con claridad que aunque aún las porte el animal, su legítimo propietario es el maestro. Lo de utilizar orejas de látex no prosperó, pues todos los consultados coincidieron en que eso resultaba cómico y denigrante para la Fiesta.

Son muchas las corrientes de aficionados y profesionales que propugnan una Fiesta libre de sangre. Por ello se establecerán a partir de la temporada 2017 una serie de nuevas medidas. Los estoques se sustituirán por espadas láser, como la de la Guerra de las Galaxias, que producirán el mismo efecto visual que una espada de acero toledano. La luz se irá disipando a medida que la tizona se fuera enterrando en el morrillo del toro. Dependiendo del sitio, la profundidad y la colocación de la espada, aparecerá en unos videomarcadores una puntuación que valoraría la espada, si el toro debería caer antes o después, si provocaría derrame, si haría guardia o si sería necesario el uso del verduguillo. Así, una vez concluida la lidia, el toro pasaría a los corrales, sonde sería sacrificado en una cámara de gas preparada a tal efecto. Aplaudimos esta medida, pues haría que la Fiesta eliminara cualquier idea de crueldad y sería más humana. Una ovación cerrada para esta muestra de sensibilidad con el sufrimiento del toro.

Los responsables del toro en España, parecen estar en tratos con empresarios de los Países Bajos, para que en caso de desterrar definitivamente la sangre de la Fiesta de los Toros, se podría llegar a un acuerdo para celebrar en Rotterdam la primera feria taurina en honor a San Erasmo. Incluso podría servir como presentación para los incipientes pegapases neerlandeses, Chiquito de Vander Saar, Finito de Amsterdam, aunque es nacido en Sitges, y Joselito de Amberes. Eso sí, los profesionales hispanos se han mostrado inflexibles y no parece que vayan a admitir nada que vaya contra las tradiciones y usos del mundo del toro y su cultura.


Y esta es la última y más rabiosa actualidad del mundo del toro. Ya próximo el parón invernal, si surgen novedades, les mantendremos informados.

lunes, 5 de octubre de 2015

Encaste Albaserrada, tonterías, las justas

Saltillo, pero también Albaserrada.


Después de muchos siglos, o eso es loque nos ha parecido a algunos, volvía a Madrid una corrida de Albaserrada. Puede que en tardes anteriores hubiera podido haber algún atisbo, pero nada tenía que ver con lo visto en la corrida de Adolfo Martín. ¿Una gran corrida de toros? Pues no ¿Una buena corrida de toros? Pues hombre, no ha estado mal, a unos les habrá gustado más que a otros, pero no creo que haya habido nadie que haya aprovechado la tarde para echarse una siesta. Los adolfos no estaban para tonterías. Y que conste que tampoco me han parecido unas alimañas traicioneras, simplemente han ido desarrollando lo que los matadores les han ido enseñando y como suele pasar cuando hay casta, el animalito va aprendiendo, si le cortas el viaje retirando el engaño bruscamente, luego va él y dibujo con su arboladura el viaje anterior del engaño; si le levantas la mano, él responde a la siguiente echando la cara arriba y así pueden ustedes pensar en todos los dislates que se puedan imaginar durante la lidia y en las consecuencias en cuanto al comportamiento del toro. Luego habrá quién vea a un valiente torero jugándose el cuello sorteando gañafones y otros verán a un torero sorteando gañafones que en gran medida vinieron provocados por los malos usos de los engaños y por una lidia sin sentido, desordenada, permitiendo al toro hacer lo que se le pasaba por el testuz.

Veo a Rafaelillo, con esos ademanes de gladiador curtido en mil batallas, como si estuviera bregando contra todos los elementos de la naturaleza y me hago cruces por ese empeño que siempre pone en quedar a merced del toro. Su primero ya salió haciendo amagos de escapar y feamente interesado por lo que ocurría detrás de las tablas. Mantazos con el capote y a la primera de cambio se dio la vuelta para recular hacia los medios. Le dejaron que corretease por el ruedo a capricho. Fue al picador reserva a por un picotazo de nada, que luego repitió en el de tanda y cuando iba a acudir una vez más, teniendo en cuenta de que el animal estaba sin picar, el público se puso de manos. Ya saben, ahora se protestan los mansos, se abuchea al matador que ejerce su derecho a entrar en quites cuando le toca, se ovaciona al pica que solo señala los puyazos y se protesta el que pueda haber un tercer puyazo a un toro, al que por otro lado le habría venido de dulce. El Adolfo andaba por el ruedo como Pedro por su casa y la cuadrilla ajustaba la lidia a los modos y terrenos que al toro le apetecían. Trallazos de recibo por abajo y ya de pie, venga a estirar el brazo y a cortar el viaje, no corriendo la mano y sin dejar entrever la menor intención de llevar toreado al toro. Este retirar el trapo siempre violentamente fue la causa de que el toro se revolviera a mitad del pase. No quiero decir que el único culpable de la condición del toro fuese Rafaelillo, pero lo que sí que está claro es que no solo no hizo por limar los posibles defectos, sino que con su labor acrecentó los inconvenientes. Toda la faena transcurrió en un continuo poner la muleta alargando el brazo, dejar un tremendo hueco entre toro y torero, provocar la embestida y dar un respingo. El torero estaba permanentemente a merced del animal y en hacer creer que estaba retando a una alimaña, sin echar cuentas de la responsabilidad del propio espada, que no dudó en plantarse en los medios pidiendo la oreja para si mismo, como queriendo hacer ver a la concurrencia lo bien que había estado.

En su segundo pareció haber aprendido algo la lección y en el recibo de capote se cuidó muy mucho de alargarle la embestida jugando los brazos. Lo dejó de mala manera en la primera vara, en la que mientras le tapaban la salida, el picador aprovechaba para darle candela. Un segundo puyazo desde más lejos, para el que el toro se arrancó al paso, sin codicia, para recibir un buen castigo. Trapazos de muleta por bajo, pero volviendo a caer en el mismo error, el cortarle el viaje quitándole la tela de repente. Demasiada precipitación, ausencia absoluta de temple, limitándose el espada a poner y quitar el engaño, sin intención de tirar de la embestida. Un achuchón nada cariñoso le hizo cambiar de pitón, pero la receta era la misma, la muleta torcida, ausencia de mando y colada por el amplio espacio que dejaba entre trapo y cuerpo. Abanicazos sin torear, lo que le obligaba a tener que recolocarse constantemente, pero casualmente, cuando el azar hacía que asomara el temple, el toro seguía la muleta, pero si otra vez se la quitaban de golpe, pues claro, el animal se mosqueaba. Pico, retorcimientos y demasiados ademanes teatrales para intentar convencer a los espectadores de que estaba logrando una hazaña, pero no colaba, palmas bondadosas, pero sin convencer al aficionado. Y no se podrá quejar de que no tuviera la plaza a favor, pues desde que acabó el paseíllo, hasta que fue arrastrado el sexto, los matadores estuvieron a favor de obra.

Otro candidato a protagonizar Gladiator dos era Fernando Robleño, ese torero que da imagen de luchador, valiente y que no le vuelve la cara al toro, pero que luego no duda en montar la mundial para echar para atrás toros que no le cuadran y si no tiene más remedio, pues hace lo que le hizo a aquel Brigada de Cuadri, todo al revés y hacemos creer que era un marmolillo. A su primero, un Adolfo muy cornalón, ya empezó haciéndole las cosas de aquella manera, complicándose él solito la vida con capotazos manteleros, de mantel, y dándose la vuelta sin aparente necesidad de ello. Se le vencía por el pitón derecho, pero eso no es para que todo se desbarajuste y empezar una sinfonía de mantazos a la según vienes. Le pegaron bien en los dos puyazos, empleándose el toro más cuando le tapaban la salida y le tocaba empujar hacia afuera, dejándose sin más en el caso contrario. Parado en el segundo tercio, ya en la faena de muleta Robleño tiró por los trallazos, por liarse a pegar latigazos y quitar la muleta de golpe, colaborando a que el toro se revolviera en seguida. No solo no templaba, ni intento, sino que ni siquiera hacía por correr la mano, pegaba un tirón y se apartaba de un respingo, lo que acrecentó el defecto ya señalado del animal. En ningún momento se pensó el lidiar al toro, el ahormar esa mala embestida, y luego, si acaso, a ver si había algún derechazo o natural por allí perdido. Su segundo salió esperando en los terrenos del cinco y amparado por la proximidad de las tablas. Nadie echaba un cuarto a espadas a ver si le sacaban de allí. El propio matador consiguió que se le viniera al capote, como un avión, con la codicia propia del manso que puede parecer bravo por momentos, defendiéndose más que atacando, para a continuación volverse a la calidad del olivo. Le costó a Robleño ponerlo al caballo, pues no lograba quitárselo de encima. No se empleó en el caballo y en cuanto vio hueco, dejó plantados a caballo y caballero, saliéndose suelto. En banderillas siguió dando muestras de su condición, esperando por ambos pitones. Tuvo que sacarlo de las tablas para comenzar la faena de muleta. Costaba que se moviera, nada quedaban de los ímpetus iniciales, pero al matador aún le dio para pegar trapazos tirando del pico, sufriendo desarmes y llegando a ponerse muy pesado, lo mismo por uno que por otro pitón. Habrá que esperar a otra ocasión, que seguro que la habrá, y además con este tipo de toros, que todo hay que decirlo.


¿Qué pintaba Paco Ureña en la feria de Otoño? Pues a priori, poco, pero luego en el ruedo fue capaz de justificarse y presentar candidatura para que se acuerden de él otras tardes. Eso sí, como pida cobrar, ya se puede dar por olvidado, porque si hacemos caso de las sensaciones, la sensación es que a Madrid se viene si cobras poquito, dejando a un lado a las figuras. A Ureña le salió de tercero una bonita chiva muy veletilla, un toro demasiado escurrido que, no obstante impresionó a algunos que le ovacionaron de salida. Se decía que eran los del gremio de la carpintería e industrias afines a la madera. Buenas verónicas de recibo las instrumentadas por el pitón izquierdo, quedándose quieto y meciendo los brazos. Por el derecho tenía que rectificar a cada lance. El Adolfo se fue suelto al caballo para recibir un puyazo trasero mientras le hacían la carioca. El público aplaudió la vara, ¿por qué? No me pongan en aprietos, no sabría decir. El segundo encuentro se limitó a casi ni señalar el puyazo. Notó mucho los palos, retorciéndose queriendo quitarse los palos. Ya con la muleta, se lo sacó por ambos pitones más allá de la raya del tercio y tras unos banderazos al aire, el matador quedó desarmado. A continuación, estando mal colocado, el toro le levantó del suelo. No le mandó en ninguno de los pases, el toro se le revolvía, clavaba el hocico en la arena y el murciano quedaba al descubierto. Un pinchazo recibiendo y una entera traserísima, no iba a ser su tarde con la espada. Al sexto lo recogió bien con el capote, metiéndole en los vuelos, lo que lleva a preguntarnos la cuestión tantas veces repetida, ¿por qué no dejan que los peones paren al toro? Ellos sabrán. Dos puyazos al relance, sin castigo el primero y algo más en el segundo, hasta que el toro decidió irse. Empezó el trasteo por abajo, sacándose el toro a la raya de fuera, con la derecha, abusando del pico y en una de estas le levantó los pies del suelo. El toro se había parado, pero enrabietado por el revolcón volvió a la cara y le sacó dos derechazos, que aunque no le llevara demasiado toreado, sí que le sirvieron al propio torero para despertar y decidirse a echarse para adelante. Otra tanda moviéndose él y no acabando de pasar el toro. Cambio a la mano izquierda para dar una tanda tirando de pico y echando el toro para afuera. Pero he aquí que se planta de frente y le saca tres naturales ligados y dándole toda la hondura que permite esta forma de torear. ¡Sorpresa! Muy vistosos, otra tanda más que acabó de levantar los ánimos, aunque no mandara demasiado en la embestida y quizá por la precipitación que le provocó la emoción, se tiró a matar con el Adolfo demasiado cerrado y pincho. Se abrió más y allí tuvo más colaboración, pero una estocada envainada afeo cualquier cosa hecho previamente. Ahora solo nos queda pensar una cosa y es si en la temporada próxima los señores de Taurodelta cambiarán los criterios de selección y si al menos darán un gusto al aficionado. Que no es que Paco Ureña sea Lagartijo el Grande, pero nadie es ya Lagartijo el Grande y puestos a elegir entre trapaceros tramposos y un torero al que al menos se le ocurre ponerse de frente, pues... Y además uno al que le ha quedado más que claro que los del encaste Albaserrada, tonterías, las justas.

domingo, 4 de octubre de 2015

Mariano, despierta

Todavía nos acordábamos de Uceda y su espada


Que pena me ha dado el ver que se acababa la corrida del Vellosino. Así, de golpe y sin aviso, se han esfumado unos bellos momentos de paz, tranquilidad, sosiego, hasta una cierta felicidad y a don Mariano le han despertado de su siesta. El pobre dobló un poquito después de que Gonzalo Caballero intercambiara los trastos con Uceda Leal y no ha abierto el ojo hasta que ha sonado el aviso en el sexto y doña Dolores le ha despertado de un codazo y quitándole violentamente la almohadilla, que había que recoger, a ver si llegaban a coger el autobús de y cuarto y ya que era más o menos prontito, aviaba unas acelgas para cenar. El pobre don Mariano, que ayer se debió acostar tarde, ha sido apoyar la cabeza contra la columna en la delantera del seis y con el solecito en la cara se ha quedado traspuesto con una sonrisa de tímida felicidad, que daba cosa sacarle de su sueño para que no se perdiera la corrida del Vellosino.

Y que a ciertas cosas le llamen corrida de toros, y que convoquen manifestaciones para defender estas cosas. Si es que esto no hay quien lo defienda, no tiene por donde cogerse, ni aunque los aficionados a los toros nos constituyéramos en secta y nos dejáramos lavar el cerebro. Una presentación infame, uno parecía una cabra, otro la cabra de la Legión, otro la cabra de Heidi y así pueden ir adjudicándoles las cabras que más rabia les dé. Se han mantenido en pie gracias a que nadie ha osado someterlos, porque a veces ha resultado complicado sujetarlos a los capotes, independientemente de la poca pericia de los coletudos para hacerse con ellos, y a que no hay un hijo de vecino que se vista de luces que aplique eso de bajar la mano. Que si lo llega a poner alguno en práctica, lo mismo estos animalitos modernos le hacen una peineta al ingenuo que lo intentara.

Habría plaza Gonzalo Caballero, hasta ayer por la tarde novillero y gracias a la tele, como si fuera “Sorpresa, Sorpresa” o “Tengo un mensaje para ti”, de repente se ha visto metido en su alternativa. Que forma de machacarle la ilusión de un día tan especial a un chaval, pero así de generosa, sorprendente e insensible es nuestra venerada Taurodelta. Allá que salió el madrileño y de golpe le sale un mulo que no quería telas ni para hacer un traje. Corretón, huidizo, echando las manos por delante, distraído, peligroso, sin dejar de escarbar y regalando arreones a todo el que se le acercaba. No se le picó, pues nada más estamparse con el peto ya estaba el pica con la minipimer, cogiendo el palo al revés y y moviendo el brazo como si estuviera cuajando mahonesa. Gaoneras que simplemente eran un testimonio de su buena voluntad, que no una muestra de toreo, pues por no sé que regla, este lance lo han convertido en una sucesión de violentos trallazos con el capote a la espalda. Empezó por alto, en contra de la opinión de los más veteranos, que recomendaban empezar por abajo. Estatuarios, muy quieto, para ya sí, acabar con muletazos por abajo. No pintaban mal los primeros derechazos, más bien por las intenciones que se adivinaban, aunque carecieron de todo sentido del temple, citando de frente, pero sin acabar de redondear, era un sí pero no en toda regla. Al natural la cosa ya se iba aclarando, mucho pico, enganchones y menos temple aún, para continuar trapaceando al mulo y acabar con un conato de arrimón. Bernadinas que no venían a cuento y tras un bajonazo, Gonzalo Caballero ya se había convertido en matador de toros.

Parecía que no se le habían esfumado las ganas y recibió al sexto con unas más que aceptables verónicas, rematadas con una descompuesta media de rodillas. Con lo bien que se le daba este lance a Julio Robles, pero claro, no todo el mundo es Julio Robles. El toro campó a sus anchas y se le permitió que se fuera al picador reserva, donde le dieron a gusto. Ya en el de tanda, el animal se dejó sin más. Y lo que se enfadó el personal porque a Uceda Leal se le ocurriera hacer un quite en su turno de quites. ¡Válgame! Como me decía un amigo, eso lo hacen en mi pueblo, pero, ¿en Madrid? Pues sí, en Madrid, de un tiempo a esta parte, también pasa esto. Solo les animó el buen segundo tercio de Curro Robles con los palos. Luego ya con la muleta en la mano, Gonzalo Caballero destapó, no el tarro de las esencias, más bien el brick de Don Simón y nos obsequió con una faena propia de estos tiempos oscuros y de muy escaso buen gusto. Cite desde el centro con banderazo por la espalda, embarullamiento, naturales con la muleta completamente torcida, lo mismo con la mano derecha, carreritas entre pase y pase, mucho pico, encimista y el inevitable arrimón, a ver si así se animaba el personal y despertaba del sesteo otoñal. Manoletinas y a abreviar, justo en el momento en que don Mariano abrió de nuevo los ojos al mundo, pero antes habían pasado más cosas.

Uceda Leal volvía a Madrid y lo que son las cosas, ya nadie le ve como una promesa, sino que ya se le mira como un veterano, da la sensación de que pasó de crío a veterano en una noche, o también puede ser que nos quedáramos traspuestos como don Mariano, pero durante décadas. Y la verdad es que al bueno de Uceda se le nota el paso del tiempo; se le nota en que no tiene energías para fijar un toro y como en su primero, le deja corretear a su aire por el ruedo, que lo mismo va al relance al caballo, que ni se preocupa de que le tapen la salida, ni que apenas le den picotazo y arañazo entre cabezazos del animal. Su labor con la muleta fue un conglomerado de trapazos desangelados, echando al toro para afuera. Lo del cuarto fue algo muy parecido, a dejar al Vellosino que correteara por la arena, dejarle que se fuera suelto al de puerta y ya en el de tanda, limitarse a contemplar como el animal se deshacía corneando el peto mientras le tapaban la salida. Un encuentro más y como nadie se preocupaba de poner el toro en suerte, allá que se fue el caballero a por el toro. Lo que llama la suerte de acercar el piano a la silla. Así no es de extrañar que el animalito buscara con ansia los toriles. Tanteo por ambos pitones y varios intentos de sujetar al abanto que se tragaba el primer muletazo y que en el segundo iniciaba la huida a favor de su querencia de manso. Uceda quiso aparentar que hacía, pero la verdad era esa, que no estaba para complicarse la vida con su oponente. Una buena estocada, que al menos hacía pensar que había vuelto a cargar aquel cañón que tan buen nombre le creó.


Otro veterano aparecía de nuevo por Madrid, Eugenio de Mora, un torero con tan poquito que ofrecer, con un toreo ventajista y sin fundamento, pero que el público premiaba con orejas, triunfalistas, pero orejas. Su primero le arrinconó en tablas, pero se supo salir del compromiso sin tener que darse media vuelta. Mal colocado en el primer tercio, convirtiéndose más que en un lidiador, en un bulto sospechoso que merodeaba por allí. El Vellosino echaba la cara arriba y se quería quitar el palo tirando derrotes al peto. El toledano tomó la muleta y no dio para más que derechazos y naturales con el pico, estirando el brazo más allá de lo aconsejable por el colegio de Traumatología de Madrid, sacando el culo, perdón, las posaderas y dejando entre toro y torero espacio suficiente para que pasara el AVE, de ida y vuelta, para poner una cafetería, un parking para coches y un centro comercial con 10 salas de cine. Y esto, sin exagerar. Su segundo fue recibido con mantazos de trámite y un primer puyazo en mitad del lomo, que el respetable aplaudió a rabiar porque el caballero logró mantenerse en pie a pesar del empuje del toro. Y no piensen que el del palo rectificó, ¿para qué? Si la gente estaba encantada. El animal presentaba bastantes dificultades por el pitón derecho, complicando la tarea de los banderilleros, haciendo hilo después de cada par. Eugenio de Mora empezó con banderazos rodilla en tierra, esa práctica que tan buenos resultados le produjo en otros tiempos. Ya en pie, derechazos empalmados, que no ligados, muy despegado, naturales más próximos a los banderazos que a muletazos con mando y sin dejar de estirar el brazo una barbaridad. Pero claro, después de todo esto, cómo no se iba a amodorrar don Mariano. Lo raro es que los demás aguantásemos con las persianas levantadas durante todo el festejo. Y con el solecito que ya resulta agradable en esa época del año pegándote en la jeta. Así estaba Mariano tan bien acomodado, abrazado a la columna, con una media sonrisilla de felicidad y gozo, que solo se rompió al acabar la corrida y al resonar la voz de doña Dolores rompiendo el sueño y la paz con ese lacerante: Mariano, despierta.

sábado, 3 de octubre de 2015

Pero esto, ¿de qué va?

¿Recuerdan cuando el toro era la medida de todo?


Normalmente, lo que vengo haciendo desde hace ya unos años, es que veo una corrida en Madrid, tomo mis notas, me vuelvo para mi casa y con no poco atrevimiento, me lanzo a escribir y a contar cómo he visto las cosas, siempre desde mi punto de vista personal, muy personal. E incluso parece que hay aficionados con los que comparto formas de ver esto del Toreo. Siempre había creído yo que esto era cuestión de dominar a un toro, que si no había toro, no había nada y que a los toreros se les media de acuerdo a su oponente y se les pedía que le lidiaran, que le torearan y ya, solo los elegidos, que crearan arte. El torero era un ser diferente, único, respetuoso con el animal en primer lugar y con el público a continuación; sinceridad, valor y no ser ventajista. Y aún puede que se me escapen algunas virtudes que al torero se le suponían y se le exigían. Pues bien, nada de lo que yo creía parece ser verdad.

Según uno cree, no sin cierto asombro, y en virtud de lo que ve en la plaza, la divisa que más valor tiene en los actuales mercados taurinos son los “güevos”. Más “güevos”, más valor y se cambian en los tenderetes venteños por orejas, orejas, triunfos, salidas a cuestas cargado por los que han visto rentabilizada su entrada a cambio de  una juerga despojista de padre y muy señor mío. Y si encima todo esto se produce en el chalaneo en que se ha convertido el mano a mano entre Urdiales y López Simón, pues para qué más. Yo les cuento lo que he visto y cómo lo he sentido y si algún aficionado de pro me aclara mis errores, de verdad que se lo agradeceré profundamente.

Bonita y variada corrida del Puerto de San Lorenzo, unos parecían cebones para la Pascua, otros unos jamelgos descuajaringados, otros un engendro que ni se parecían, ni se querían parecer al tipo de esta ganadería. Todos flojos, varios inválidos, mansotes, entre mulo y buey y escasos, muy escasos de bravura. Vamos un pleno de méritos para que el año que viene se les contrate dos corridas para Madrid, como poco. Una perfecta limpia de corrales, dejando en el campo solo los cabestros necesarios para el manejo. A todos se les ha tapado la salida en el caballo, a ninguno se le ha puesto medianamente bien en suerte y prácticamente no se les ha castigado en el caballo, si acaso al tercero, que hasta se arrancó con cierta soltura, pero luego hizo sonar el estribo para que los presentes reconocieran como suena la mansedumbre. Hasta el sobrero de Valdefresno que habría hecho quinto y que salió el cuarto, no desentonó en cuanto al comportamiento de sus primos.

Diego Urdiales hizo acto de presencia, pero justificó pobremente su inclusión en el cartel. Unas verónicas de recibo a su primero, ganando terreno al zambombo primero que flojeó ya de salida. Unos delantales, pero sin llegar a los tendidos, gracias a la inestimable colaboración del toro, soso y sin fuerzas, protestado, pero que coló. Inicio de faena por abajo, derechazos pegando tenues tirones, para ir apagándose a cada paso. A su segundo, que no disimuló su condición ni por un instante, tras los primeros capotazos salió escapando a la puerta de arrastre. Se empleó con justeza en el caballo, quizá más por unas gotitas de genio, para acabar apoyado de lado en el peto. Complicado, apretaba por el lado izquierdo, pitón por el que además hacía hilo. Urdiales comenzó la faena de muleta por abajo, sometiendo al del Puerto, siguió por el pitón derecho sin mandar y sin acabar de confiarse. Lo intentó con la zocata y ya en el primero intento de pasarlo al natural, se le vino encima en un arreón que solo quedó en el susto. Tuvo que volver al lado derecho, por donde se tragaba algo mejor los muletazos, a regañadientes, pero algo es algo. No se confió el matador, que incluso después de haber entrado a matar se vio sorprendido por otra arrancada traicionera. A causa de que López Simón tuvo que pasar a la enfermería, se cambió el orden de la lidia y el riojano mató el que debía ser el quinto, en cuarto lugar. Primero saltó al ruedo un inválido que se desmoronaba una y otra vez. Le suplió uno de Valdefresno, probón y perdiendo las manos, para no desentonar. Muy suelto por el ruedo, sin que nadie le metiera en el capote, fue primero al picador que hacía la puerta, para recibir un puyazo tapándole la salida. Ya en el de tanda, con la cara alta, no se le castigó, el pica levantó el palo, poniendo en práctica la suerte del gondolero, como si fuera a irse remando por la arena de Madrid. Poco o nada se podía hacer con este mulo moribundo incapaz de dar un paso. Ni por la derecha, ni por la izquierda, aquello solo tenía un camino. Y así se marchó Diego Urdiales de Madrid. Unos esperaban lo de Bilbao, otros se conformaban con detalles, pero entre el ganado y lo demás, el riojano se marchó prácticamente como vino.


Aparecía López Simón en su primera tarde de las dos que tenía, en una feria de tres festejos mayores. Ya es de mérito, ¿no? La nueva figura emergente a la que yo personalmente no había visto en el ruedo todo eso que hacía que los aficionados depositaran tantas esperanzas en él. Pero ya digo que una cosa es lo que yo aprecio y otra lo que seguramente muchos han visto y que espero que me cuenten. Su primero salió echando las manos por delante, escondiendo la cara entre las pezuñas y huyendo a toriles a la primera de cambio. Nadie había quién pudiera hacerse con el animal. Sudó el matador para poner el toro en suerte, incapaz de despegarse de él. Capotazos a mansalva, el toro a su aire, acabó yendo al caballo sin pararse, para derrumbarse a continuación. Muy parado para el segundo tercio, arrastrándose por el ruedo, ya en la muleta le tanteó por abajo, sin pararse quieto un momento. Muletazos escondiendo la pierna de salida y en uno de ellos, cuando llevaba la muleta demasiado adelantada y sin mandar en el viaje del toro, este le soltó un derrote y le levanto del suelo. Más muletazos por el izquierdo echándose al del Puerto para afuera, trapazos encadenados, uno por la espalda y el respetable enardecido. Manoletinas con el toro quedándose a mitad de la suerte, pinchazo y entera algo trasera, para acabar recibiendo una oreja, que mucho hay que agradecer a los afables mulilleros que para llegar al toro antes se dieron un garbeo por el Madrid de los Austrias. ¡Qué ambiente! ¡Y la de turistas que había! Oreja concedida, pues a por el toro. La verdad es que el torero daba evidentes muestras de haber sido calado, o como dicen ahora, la llevaba. Pero si estás cogido, para adentro. Los peones le cogieron en volandas y allí dejaron al señor alguacil de plantón con el despojo en la mano. Una rápida de chinos y el que ganó fue a por el despojo. Ni vuelta, ni nada, corriendo a la enfermería con ella y ¡oh! Sorpresa, allí que asoma el espada para recibir el premio y entonces sí, entonces se metió para la cama. Salió en el quinto, primero dejándose ver en la puerta de la enfermería mientras el compañero estaba en su toro. Y cuando sale, por el centro del ruedo, porque yo lo valgo. No había salido el quinto y ya tenía media oreja del siguiente. Recuerdo yo cuando los toreros se incorporaban por el callejón hasta el burladero de matadores. Y por si no hubiera recibido palmas y ánimos suficientes, vuelta a saludar otra vez. Finalmente ya salió el toro, un bonito caballo pura sangre penco, feo como un dolor, un cruce entre vaco y acémila montaraz. Al primer capotazo respondió como si saltara la ría en la Zarzuela. López Simón impasible a pies juntos y el toro, con perdón, haciéndose el Gran National por el ruedo. El señor presidente, que debía tener alguna urgencia, cambia el tercio sin que nadie hubiera parado al penco, perdón, toro. Un picotazo según viene, lo recoge el peonaje y acaba dejándolo medio decorosamente ante el peto. Le tapan y le dan por si acaso no hubiera otra oportunidad, que si la hubo. El toro seguía correteando por allí. Lo recogió a una mano, pasando por ambos pitones. Una tanda muy jaleada, con el pico de la muleta. Colocado en el primer pase, siempre desairado, para en el segundo y consecutivos esconder con descaro la pierna de salida. Otra tanda con las mismas trazas, pero dejando ver cierto temple. El toro siempre amagando con rajarse, no queriendo pelea, hasta que sin disimulo escapó a los terrenos de toriles, donde el madrileño se dio un atracón de trapazos por ambos pitones, tan embarullados como jaleados. Entera recibiendo, desprendida y delantera, teniendo más valor la ejecución que la colocación, aunque esto parece que no importa, porque al final la cosa es que el toro caiga, ¿no? Como si aparece el matarife y le da matarile con una lanza. Se le concedió una oreja, que bueno, no era para protestarla, pero tampoco para disecarla; lo bueno vino cuando la gente que poblaba los tendidos de lo que queda de la plaza de Madrid, continuó pidiendo un segundo trofeo. La memoria es débil y ya no recordaban las carreras y poco tino en la lidia durante los dos primeros tercios. Con el sexto no hubo opción, en un remate se astilló un pitón, flojeaba notablemente, capotes al cielo, sin castigo en el caballo, lo que no impidió que el de aúpa fuera generosamente ovacionado, ¡por no picar! Pero debieron ver lo de Sandoval en el programa y ya se sabe, a dar palmas, pero este era el sobrino, el tío fue el que no picó al segundo. Desafortunadamente no pudo ni dar un muletazo, pues el toro se rompió una mano y no quedaba otra que finiquitarlo lo antes posible. Eso sí, López Simón, que tan bien parece manejar la escenografía, se paró a pedir perdón al público. Pero, ¿por qué? monta la espada y acaba con ese espectáculo y luego, si te quedan ganas, montas un grupo de whassup y comentas la jugada con el personal. Aunque con toda seguridad seré yo el que ya no entiende nada y así me pasa, que miro a un lado, al otro y no paro de hacerle la misma pregunta a mis compañeros de localidad: pero esto, ¿de qué va?

viernes, 2 de octubre de 2015

Urgen subvenciones, becas y ayudas para libros y comedor

Matrícula abierta ad aeternum


Con lo sensibles que estamos por el foro con esto de las subvenciones, con el apoyo a la Escuela Marcial Lalanda y en la primera de la feria de Otoño nos cargan semejante peso a las espaldas, para inclinar aún más nuestros doloridos espinazos. Señora alcaldesa, señores alcaldes, ¡no retiren un céntimo de subvención a las escuelas taurinas! Es más, incrementen los presupuestos exponencialmente, creen nuevas partidas, vendan edificios, museos, academias, palacios y hasta los bancos de los parques y entreguen hasta el último céntimo en las arcas de estos beneméritos centros. Si con el apoyo de las administraciones locales a  estos centros taurino- docentes la cosa está como está, ¿qué será de nosotros cuando no reciban ni las migajas? No lo quiero ni imaginar. Quizá la degradación llegue a un punto parecido a lo que es la ganadería de “El Torreón” a día de hoy.

Ni el paisanaje podía interceder por los chavales, ni los más animosos taurinos podían justificar el saldo del Torreón. Así, para resumir y no cansar al personal, lo más entretenido ha sido la lidia del manso de libro, de negras, que doña Dolores Rufino ha mandado de sobrero. Imaginen lo que ha podido ser el resto, que si ya andaban escasitos de casta y bravura, vamos y le añadimos una flojera insoportable. Menos mal que allí andaban los toreros echando los capotes al cielo, arañando levemente los lomos de los astados con las puyas y no sometiendo jamás las embestidas, no fuera a ser que a algún loco le diera por bajar las manos y el toro rodara de forma definitiva por la arena, que no albero, de la plaza de Madrid. Y desde el palco, don Javier Cano Seijo salvaguardando la dignidad de la bolsa de la empresa, aguantando los inválidos en el ruedo. No íbamos a echar toda la novillada para atrás, eso no puede ser, es siempre mucho mejor el tomar por tonto al que pasa por taquilla e irle birlando la posibilidad de poder ver un toro hasta seis veces; y el que fue devuelto, una bonita cabra que recordaba a Rudolf el Reno, el de nariz tan singular, porque se despanzurró escandalosamente sobre la arena.

Se presentaba Filiberto, que di la sensación de traerse la lección muy bien aprendida. Lo malo es que se traía de memorieta todo el temario para opositar a bombero y el examen era presentarse a profesor de instituto. Ya pueden imaginar las caras del personal cuando ha soltado la parrafada sobre Cervantes, el Quijote y el Siglo de Oro y el tribunal le estaba interrogando sobre Derecho Mercantil. Pero nada, el chico, tan feliz. Que se ha liado a pegar mantazos con el capote, incluso hasta podría pensarse que tenía cierta idea, pero si respondes lo que no preguntan. Baste como ejemplo ilustrativo, ni corto ni perezoso se fue montera en mano a brindar su primer inválido al personal. Ni caso hizo a las protestas, como el que oye llover... en China. Un rosario de tandas desangeladas y sin sustancia, el novillo ni podía, ni daba muestras de que pudiera hacerlo en un futuro próximo. Pero él, erre que erre, traía el encargo de 136 pases y unas bernadinas y hasta que no ha soltado su cantinela, no ha parado. En su segundo, más de lo mismo, pasa el trámite con el capote y con la muleta más trapazos y trapazos. Toreo de lejanías, embarullado y echando al novillo para afuera; más bernadinas, pinchazo y bajonazo de quedarse sin honra, ni honor de torero. Pero el hombre no solo se adornaba ante semejante espectáculo, sino que una vez que el del Torreón había doblado y mientras el respetable, respetabilísimo, manifestaba sus protestas en forma de pitos y palmas de tango, el mozo engancha la montera y sale a saludar. ¿Lo harán a propósito? No creo, porque entonces el problema es de mayúsculas dimensiones, pero que mosquear, mosquea y mucho. A ver si siendo Filiberto tan bien “mandao”, encuentra alguien que le guíe y que le muestre la verdad de todo esto, dejando de lado tanta mandanga.

Alejandro Marcos fue uno de esos “triunfadores” facilones que tanto se han visto en esta plaza. El producto de una tarde de esas en las que tres trapazos y el entusiasmo del paisanaje ya son suficientes para crear un engendro de figura. Pero el charro no deja de ser otro más que alimente esa ya casi eterna ilusión de la afición salmantina de encontrar un torero que llevarse a la boca. La sequía ya dura demasiado y urge encontrar un sustituto a los Viti, Robles, Capea, incluso el Capea, José Ignacio Sánchez y esa legión de clase media que por si mismos ya te hacían acudir a la plaza. Pero ahora son tiempos de Del Álamo o Castaño, más estos relevos que ya parecen frustrados de salida. Mejor no comparar.

Marcos ya notó el calor del público en los lances eléctricos de recibo, pegando respingos para atrás, dando aire al novillo. Soso y aburrido con la muleta, hilvanando serie tras serie sin ningún sentido, mientras el toro iba y venía, toreándose solo. Con su segundo, ese manso de libro al que el señor Cano perdonó las viudas, tuvo que emplearse con mayor intensidad. El de Dolores Rufino no salía de las tablas y ya en el caballo no dudaba en salir a escapa hacia toriles, esperando a todo aquel que se decidiera a pasar por allí. Con la muleta empezó la faena por abajo, con intención, queriéndolo apartar de su querencia. El planteamiento era más que aceptable, sacarle más allá del tercio y en paralelo a las tablas intentar engañar al animal. Pegaba arreones y empellones violentos y destemplados, pero queriendo coger la muleta. Era complicado, el único camino era que no le tocara la muleta y mucho gobierno de las embestidas, pero la puesta en práctica de la teoría ya era otra cosa. Incluso en una tanda de naturales con el pico, al menos logró que no le enganchara la tela, pero todo quedó en muchos pases sin fundamento, en que el toro se cerraba cada vez más y los arreones eran más frecuentes.

El limeño Joaquín Galdós mostró lo bien asimilada que tiene la Tauromaquia 2.0, perdido en los primeros tercios, confundiendo toreo y brega con sacudir el capote al viento e impaciente por pasar el trance del caballo, no picando a sus oponentes y pidiendo el cambio en cuanto el de aúpa apoyaba el palo una segunda vez sobre los lomos del de negro. Muy suelto a la hora de posturear, pases recolocándose a cada trapazo, lo mismo con la diestra que con la siniestra, sin mayor recurso que el echarse encima del novillo. En su segundo, más de lo mismo, muletazos sin molestar, lejanías, ausencia absoluta del temple y obligado a colocarse constantemente. Un merodear alrededor de eso que le habían echado allí, pero sin saber por dónde meterle mano. Menos mal que Raúl Adrada nos animó con dos buenos pares de banderillas. Algo es algo en una tarde en la que los aspirantes a figurones evidenciaron una urgente necesidad de alguien que les enseñe de qué va esto, que aprendan los fundamentos del toreo, de la lidia y, ¿por qué no? de lo que supone ser torero, del respeto al toro, al público, al que no se le puede tomar por tonto con posturas, desplantes, brindis y saludos que nadie había pedido. Así que tomemos esto en serio, que visto lo visto, si la cosa es cuestión de dinero, urgen subvenciones, becas y ayudas para libros y comedor.