lunes, 30 de julio de 2012

Para esto sí hay dinero


Belmonte, el gesto


Llevamos unos años de crisis, algunos más de lo que dicen los telediarios o los datos macroeconómicos del país, y una de las coletillas que algunos creen incontestables son esas de “Es la crisis” o “Es que no hay dinero”. Y a partir de ahí no hay discusión posible. Pero tantas veces nos machacan con esta cantinela, que al final uno empieza a ver agujeros que no hacen otra cosa que alimentar la desconfianza. No es este el sitio para recordar los recortes salvajes en sanidad, educación y en todo lo que afecte al bienestar del ciudadano, utilizando incluso argumentos insolidarios y que favorecerían el desequilibrio entre unas y otras zonas del país, con el perjuicio que se originaría en el ciudadano por no vivir en Madrid o Barcelona, por vivir en alejados del centro de las ciudades o ¿por qué no y llevándolo al extremo, que no sé si al absurdo? Por vivir en una calle en cuesta. Eso sí, si el socavón se produce en un Bankia, por ejemplo, los señores políticos pierden el culo para sacar dinero de debajo de las piedras y rescatar a la entidad; o como dicen ellos, aportar la necesaria liquidez que le permita mantener el nivel óptimo de actividad… aunque el ciudadano se quede sin nivel, sin optimismo, sin actividad y hasta sin respiración.

Pero el toreo también tiene estas cosas, también esgrime con descaro el “no hay dinero” para que cuatro espabiladillos hagan se su capa un sayo, y menudo sayo. Todo vale, siempre y cuando haya unos bobos que sí que pagan, entre los que se encuentra servidor. Ya puede venir la reencarnación viva de Lagartijo el Grande, que en las plazas dirigidas por el poder establecido, este no asomará la gaita ni para saludar a un primo. Es que “no hay dinero”. Y mientras traga que traga con los geses y aspirantes a geses. Lo que le da a uno por pensar que estos chico mucha figura, mucho artista, mucho colegueo con ministros y opositores de alto copete, y luego deben cobrar tres perras gordas. O lo mismo es que, como caballo de Atila, no vuelve a crecer la pasta por donde estos divinos han pisado. Vamos, que se reparten el botín y si queda alguna migaja, que se la ofrezcan al redivivo Lagartijo el Grande, haber si le basta con eso. Lógicamente, este dice que “atoree” el señor padre, madre o pariente cercano dispuesto a ello, por dos chavos. Y es que no hay dinero, pero estos vivos sacan dinero de las piedras. Si sacarán dinero, que en el fondo más profundo de la crisis convencieron al señor alcalde de Valladolid para que subvencionara una corrida en la capital pucelana. Eso es arte ¿o no? Vamos, que tanto convencieron al señor regidos de la villa, que se le podía ver en cualquier televisión partiéndose la cara por los tres geses de turno.

Y dinero no hay, pero igual que se contratan estos niños por un pastizal, porque no han sido capaces de rebajar sus cachés ni un céntimo, sino que exigen un determinado tipo de ganado, con el gasto extra y no presupuestado, que esto origina. Que no creo yo que los Garcis y Cuvillos se conformen con una minucia, pues es su momento y lo quieren aprovechar, no vaya a ser que la lidia de la mona caiga en desuso y se las tengan que comer todas en una multitudinaria barbacoa. Pero claro, si uno ya ha contado con pagar los borreguillos, después vienen los gastos de transportes y combustible. Habrá quien diga que esto es una bobada y que será lo mismo para una corrida de Cuadri que para una de Núñez del Cuvillo. Pues no, y se lo explico; los de Trigueros pueden sufrir cualquier desperfecto en el trayecto, algo a lo que nadie puede escapar, pero ahí se acaba su periplo por las carreteras patrias. Pero que me digan los veedores, los secretarios de los veedores, el cuerpo técnico de veedores del Estado, el veedor general del estado y su eminencia el gran veedor de la ONCE, cuántos viajes más pueden hacerse de la finca a la plaza. La cuestión es: saliendo un camión cargado con ocho animales desde la finca de El Grullo, a una media de 75 km/h. en dirección a una plaza, digamos la de Madrid; resolver cuántos viajes más tendrá que hacer dicho vehículo y cuántos animales más transportará hasta el mismo destino, hasta que los señores veterinarios aprueben una corrida completa de dicho hierro. Como decía el otro, “Dinero no habrá, pero pa’ tontaas”. Que puestos a ahorrar, seguro que en el fondo sale más barato resucitar a Capitán o al Bos Taurus Primigenius, antes que subvencionar tanta excursión con origen en El Grullo.

Pero esto del “no hay dinero” no hace que los señores empresarios y políticos dejen de pensar en como revitalizar esto. Pero chico, a veces lo hacen tan mal, abusan tanto y con tanto descaro, que uno llega a pensar que no será que lo hacen aposta, o que lo de la Fiesta les importa un pito. No lo sé. Yo les voy a contar lo que ha pasado en este mes de julio en Las Ventas y ustedes mismos podrán juzgar la actuación de gestores y autoridades. Ya saben que en Madrid, en julio no hay toros por ningún lado y nos tenemos que conformar con los novillos, con novilleros verdes como la campiña en primavera, como el mar en las Bahamas, el jade de las sultanas, o el melón que sale pepino y no hay quien le meta el diente de lo esaborío que está. Y no nos olvidemos de los parientes que tiran de autobús para ver al niño de la boticaria hacer el paseíllo en Madrid. Esos mismos que estallán de júbilo al oír como los clarines y timbales llaman al toro para que salga. Algunos se dan de codazos y dicen: “cómo se nota que esto es Las ventas, suenan las trompetas y el toro sabe que le toca salir”. Pues bien, don Taurodelta y doña Comunidad de Madrid, la que declaró Bien de Interés Cultural esto de los toros, se pegan una pasada importante. Toreros incapaces, con muchísimas carencias, ante un ganado propio de Madrid, pero no apto para sus escasos conocimientos. Y si no, que le pregunten al equipo médico de la plaza. Y como autoridad y gestores se desviven por el bien y difusión de esto, sobre todo entre los más jóvenes, deciden que toda la plaza, tendidos y andanadas, cuestan lo mismo, 10 euros. Bueno, a primera vista no parece una mala medida, si se tienen diez euros para los toros, 40 si vamos con los niños y la pareja, 60 si añadimos al cuñado y a su novia, 80 si el cuñado ya está casado y tiene niños. 80 del ala para fomentar el amor a la tauromaquia. Muy fuerte tiene que ser el flechazo ¿verdad? En lo que puede que no hayan caído los señores promotores es que el precio de las localidades de grada, para las novilladas es de 4,50 en el sol. O lo que es lo mismo, se duplica su precio no sé si por ser nocturnas, por ser en julio o porque toman por tonto al aficionado.

Igual es que algunos no acabamos de entender muy bien que es eso del fomento de la Fiesta. Que sí, que es verdad, que no hay dinero, pero aún así, se hace el esfuerzo y se monta una gran carpa temática, que en realidad es un macro bar con fotos, se ofrecen servicios de hostelería en la plaza a precio de oro y ahora nos suben las entradas el 100% y es que no le demos más vueltas, lo que pasa es que “No hay dinero” y para que el aficionado esté en consonancia, corren a quitárselo de la cartera, que es tonto y se deja y así ya podremos decir todos a una eso de “Qué no hay dinero”, pero para esto sí hay dinero.

miércoles, 25 de julio de 2012

Gonzalo, tus penas y tus alegrías son las mías



Uno de los dibujos que Gonzalo quería ver, este afarolado con faroles

Un día te presentan a un compañero de Opinión y Toros, Gonzalo Ortigosa Yoldi, y lo recibes con el agrado y afabilidad de los que comparten una afición, momentos de enfado, instantes sublimes y una pasión por ese animal mágico y grandioso y por los que de verdad se ponen delante de él a crear. Recuerdo que de primeras me pareció un tío educado, para ir descubriendo que era una persona culta, prudente, con mucha sensibilidad y muy atento con los demás. Lo de buen aficionado se daba por hecho, aunque después he tenido muchas oportunidades de comprobarlo.

Si alguna cosa mala tiene Opinión y Toros, OyT como escribimos algunos internamente, es que no es muy factible el poder encontrarnos todos al mismo tiempo, ni casi por separado, pues la universalidad es lo que tiene. Pero un tiempo después de conocerle, me planteó una idea, tomar sus textos, sus magníficas reflexiones sobre los espacios en el toreo, e ilustrarlos. Estupendo, pues vamos a ello. En una mañana, tomando un café detrás del Reina Sofía, me descubrió parte de lo mucho que guarda dentro. Yo recuerdo que le veía serio y hasta a mí me costaba bromear sobre según que cosas. Fuimos avanzando, con lentitud, por supuesto, y fue descubriendo más cosas sobre Gonzalo; no era otro Gonzalo, era el mismo, pero después de haber leído más páginas del gran poema y esa lírica que es él. De repente me empapaba con su fino sentido del humor en voz baja, pero con la fuerza de una galerna.

Llegó el maratón de San Isidro y tuvo la generosidad de compartir casi toda la feria a mi lado. No es de mucho hablar, se fija, comenta alguna vez y te deja clavado. Los compañeros de grada empezaron a pasar alguna tarde alguna bandejita con esas cosas que tan ricas están a las ocho de la tarde en la plaza de Madrid y en seguida le pasaron también a él la bandeja, ya era de los nuestros. Si llegaba tarde preguntaban por él, si no había sitio empezaban todos a estirar el cuello para colocarle cerquita. Todos comentábamos la corrida, cuando nos aburría el panorama comentábamos otras cosas. Él tan serio me contaba un chiste en voz baja y mientras él mantenía el tipo, yo me reía a carcajadas como si me hubieran dado una descarga.

El Gonzalo que yo conozco te habla de los suyos como algo importante, te muestra lo suyo con la modestia y el orgullo de los que quieren compartir algo íntimo contigo. Algo tan íntimo que te hace estremecer, igual que cuando te lleva de la mano de tapas por Logroño y ves el placer con que disfruta lo mismo un pincho que un natural rematado detrás de la cadera. O cuando te enseña sus trabajos como si fuera una mera ocurrencia y te das cuenta de lo pequeñito que eres al lado de un artista. Un artista siempre peleando, pero sin faltarle el buen humor, ni el ánimo; debe comprarlo por toneladas o igual lo planta en su jardín y lo cuida con el mimo de una madre, lo poda, lo riega y hasta le debe poner música para que crezca con la frescura y el aroma que desprende allá por donde va.

Hablé con el hace unos días y me contó la situación, no era como otras veces, cuando su hermano estaba luchando y hasta parecía que podría salir adelante; me dijo que solo quería estar en Logroño, en su casa y solo salía de allí cuando era absolutamente necesario, teniendo siempre un pie allá donde estuviera su hermano. Me dejó helado cuando le escuché decir que se le estaba yendo un hermano, Armando. Como siempre, en voz baja, pero la dureza no dependía del tono de esas palabras, esta era solo cosa de la empecinada realidad. Todavía le quedaban fuerzas para sonreír a través del teléfono y mostrar su afabilidad natural. Ahora estará pasando por un momento que solo él y su familia saben lo difícil que es. Los demás podrán ayudar, pero solo son ellos los que han perdido un hijo, un marido, un hermano y un padre. Cuantas formas de sufrimiento, que son una sola. Gonzalo, ya sé que nadie podrá darte consuelo, pero solo quiero que sepas quien está dispuesto a hacer el esfuerzo para que lo tengas. Un abrazo muy fuerte y sentido, maestro.

P.D.: Nunca antes había publicado un mismo texto en Opinión y Toros y en este blog, pero en este caso no me salen dos versiones diferentes sobre un caso tan serio. Pido perdón desde ahora mismo. Y también recomiento que visiten el portal y lean lo que escribe Gonzalo en él.

lunes, 23 de julio de 2012

Hartos de casi todo


La mariposa de Marcial... ¿volaba?


Hace años que acabó la última feria de San Isidro, muchos años, o eso me parece a mí. Y todo lo que me dejó fue una tremenda apatía y un hartazgo que ni tan siquiera es capaz de  agobiarme. Casi no me queda ni pena, ni enfado, ni ganas de ponerme a valorar las cuatro cosas salvables; si es que no tiene sentido todo esto, no lleva a ninguna parte. Esto es un clamar en el desierto, cantarle a un sordo a la oreja no vale para nada, porque aparte de que nadie nos oirá, tampoco nadie querrá hacerlo. Pero que no se crean que son los únicos que cierran sus orejas, que yo también he aprendido a hacerlo. Y de que manera.

No sé los demás, quizás tienen esa reserva de aguante que les hace resistir unos cuantos kilómetros para llegar a la próxima gasolinera, pero si yo pretendo repostar, tendré que ponerme a caminar con una lata en la mano. Pero ahora no me apetece. Uno se pone a leer cosas de toros y o estamos locos o somos unos imbéciles de baba. La cosa está como está y ¿cuál es la preocupación del personal? Pues cosas fundamentales para este tinglado que un día llamaron Fiesta Brava, aunque no era exactamente lo mismo, más bien era algo extremadamente distinto. Pues como decía, a unos les preocupan los pleitos de ANOET con ASM. Menudo conflicto tan importante, la prima de riesgo y el rescate al lado de esto es un resfriado en medio de la peste. Pero, aparte de a la profesionalidad militante que tiene el poder y que solo busca su propio interés, sin pararse en el de la clase baja, ¿a quién interesan estas peleas? Peleas que por otro lado son entre el jefe y su pupilo. Pero no, hay que mostrar un profundo interés por todos los detalles, si es que queremos dar el pego de aficionado cabal. Nos enteramos bien y luego dictamos veredicto: la razón es de… Y qué les importa a ellos, si van a seguir haciendo lo que les dé la gana y mañana se aliarán con el enemigo de hoy para abatir al amigo de ayer.

Los buenos aficionados tampoco pueden sustraerse a la tentación de analizar los carteles de las ferias que en esta época se van sucediendo. ¿Pero qué análisis cabe en todo esto? Si desde hace tiempo la única sorpresa posible es que los geses se combinen con unos o con otros y siendo diez, pues ya me explicarán las posibilidades que existen. Es tirar de fotocopiadora y tippex y nos apañamos con los de años anteriores, o con los de otras ferias. Los torillos son los mismos, que tirando por lo alto, a lo mejor no nos movemos de diez o quince ganaderías. Dan lo mismo los resultados pasados y futuros, porque la prensa ya se ocupará de convertir la vulgaridad en una tarde histórica. Será por inventiva. Incluso cuentan con el privilegio de ciscarse en la madre del que paga, al que consideran un imbécil ignorante y aborregado. Si seguro que cuando se encuentren estos machotes en alguna fiesta o entrega de premios, hasta sacarán pecho y se vanagloriarán de despreciar al que les da de comer. Pero como ellos deben pensar que su beneficio lo sacan de los ayuntamientos, pues leña al mono. Si luego solo son unos cuantos los que les hacen frente. Unos pocos que ya se están cansando. Y estoy harto también de que otros damnificados por este truco de la estampita te quieran tirar por un puente porque les has descubierto que en el sobre no hay billetes de 500, que solo hay recortes de periódicos. Te ves como el paleto de la película de Tony Leblanc frente a la estación del Norte con el sobre lleno de pases insustanciales de Castella en la “gloriosa” faena de Madrid, la de Talavante que le elevó a los altares, el poder del descabezado Juli, el pasmo artístico de Morante, la excelsa y arcana técnica de Perera o esa compostura manzanarista. Y cuando te pones a gritar eso tan socorrido de “al ladrón, al ladrón”, lo menos que te puede pasar al primer intento es que te quieran arrancar los ojos. Claro, uno se entera de nada y no se da cuenta de que estos señores no es que toreen monigotes domesticados, es que eso es el toro para el torero. Que ahí es “na”. El toro para el torero, la fiesta para el que se pone o se ha puesto, los novillos grandes para el que los crío y el público que pague y a callar.

Pero uno que no está del todo convencido sigue en sus trece “Al ladrón, al ladrón”. Para calmar los pesares después de que le han birlado a uno los billetes de la cartera, se va a ver una novilla presentada con toda brillantez por Javier Molina. Uno se pone contento y se entera que eso es un crimen, que a los chavales no se les pueden echar esos toros, que lo eran, porque están empezando. ¿Pero si es la plaza de Madrid y se supone que ya vienen los chavales medianamente hechos? ¡Qué no y punto! “Qué no pué ser y no pué ser”. Pues ahora si que no entiendo nada, una alegría que echarnos al coleto, que nos sabe a gloria bendita y resulta que los que saben nos dicen que es aguarrás del de peor condición. Uno no sabe que hacer, solo le apetece gritar otra vez “Al ladrón, al ladrón”, aunque moleste.

Te vas unos días de vacaciones y cuando vuelves te encuentras con las imágenes del acontecimiento en que se ha convertido Ceret. Que no atan los perros con longaniza, ni mucho menos, pero al menos no te desvalijan con un montón de recortes de periódicos. Pero ojito, que nadie se fíe, pues ya se oye como algunos afirman que ese es un nido de talibanes del toreo, de esos que vuelven entusiasmados contándote el tercio de varas de cada uno de los toros. Robleño, Castaño y todos los que quieren ganarse el privilegio de ser considerados matadores de toros, despachando a los de Escolar o Moreno Silva. Y los de las estampitas del timo de la estampita “triunfando” por todas las grandes ferias del verano, Roquetas de Mar, Marbella, Orthez, Mont de Marsan o Santander. Y mientras, los tendidos de Madrid llenos de profesionales del sector, como si estos fuera la sala de espera del INEM taurino.

Y lo que queda por llegar, Valencia en julio, la Merced en Huelva, donde parecen atraer los carteles a más gente de fuera que al aficionado onubense de toda la vida. Pocas corridas, menos, bastante menos para los que no están en el circuito de Coros y Danzas que retransmite la tele oficial de la Fiesta de las figuras, y la casi ausencia total de novilladas y festejos menores que sirvan de trampolín para los que quieren ser algo en esto. Y esto es lo que hace que uno esté harto de casi todo, de los monigotes, las mojigangas, los dominguillos, los toros para el torero y, por supuesto, del timo de la estampita. Aunque todavía surgen destellos de arte, torería y pasión que nos reconcilian con esta bendita afición, aunque como pago tengamos que aguantar eso de toristas o talibanes.

jueves, 12 de julio de 2012

Todo lo que quería saber sobre San Fermín y...



San Fermín y los encierros, ¿para seguirlos por TVE?


En estos días he leído muchas cosas sobre los San Fermines y perdónenme ustedes, pero aquí los hay que se inventa las cosas con un descaro espectacular. Que si no hay de que escribir, pues no sé, que cada uno cuente su vida, pero sin inventar. Pero menos mal que estoy yo aquí, avispado como ninguno y voy a contar lo que es de verdad esa fiesta, todo lo que ocurre en cada momento, y ¿por qué? Muy sencillo, porque yo sigo la fiesta por TVE, en la 1, la 2, 24 horas, Teledeporte y Clan TV. Que no hay quien lo cuente mejor.

Ya empiezan el 6 de julio con el cohete en una plaza llena de gente, tan llena, que si te mareas no te caes, te sujeta la masa y para aliviar el calor tienen el detalle de echarte una botella de champán francés por todo lo alto. Eso es hospitalidad y la clara demostración del espíritu de camaradería que va a reinar durante la semana siguiente; simpáticas señoritas, alegres caballeros y alegría desbordante, tanto de los nativos, como de los muchos foráneos que acuden a Pamplona. Foráneos que se han convertido en un ingrediente imprescindible para animar el cotarro.


Pero permítanme que vaya al cogollo de San Fermín, los encierros y cómo te los ponen por la tele. Si es que no pierdes detalle. Sí es verdad que te hacen madrugar un poquito, pero el esfuerzo merece la pena; total, luego te puedes echar la siesta, porque por la tarde no hay nada, la fiesta se paraliza entre la seis y media o cosa así y las ocho y media o las nueve. Pero a lo que iba; ¿ustedes saben lo que hay alrededor de los encierros? Por la noche pasean por la ciudad los cabestros que saldrán por la mañana; un montón de gente se pasa la noche colocando las vallas, limpiando las calles y procurando no molestar a los que quieren do0rmir en los parques, los coches o donde les pille; la música está presente casi las veinticuatro horas, excepto en ese rato muerto de la siesta; los guiris se tiran desde lo alto de una fuente a los brazos de sus amigos, que ya es confiar, porque como a un le suene el móvil en el momento preciso, al volador puede que se le salte un empaste del trompazo que se da. Pero nunca pasa nada, ¿no ven que son especialistas?

Todo esperando que lleguen las ocho de la mañana para ver a los toros correr por las calles. La policía manteniendo el orden en el recorrido, dando paso a los corredores a los diferentes tramos por los que se va a correr. Unos serios y concentrados, vestidos de blanco, con una faja y un pañuelo rojo, otros con un pañuelo rojo y camisetas del bar de su barrio, de la Universidad de Michigan, con el “I love NY”, con el nombre del amigo que se casa en un mes, con todas las posibilidades imaginables de estampado de camisetas. Luego los que viven los encierros de toda España, los de San Sebastián de los Reyes, Burjasot, Arganda, Mislata, Vejer, Torrente, las tierras del Ebro y de toda la Cataluña taurina. ¿Y qué me dicen de la Liga de Fútbol Profesional? Zamarras del Athletic, la Real, Aleti, Betis, Valencia, para dar un cierto sentido deportivo a todo esto. Porque ya lo dicen los norteamericanos, que de esto saben más que nadie, más incluso que los de la misma Pamplona, que esto es un deporte, de riesgo, pero deporte.

Pero también es cultura, ¿qué es si no? Si todo esto parece que existe gracias a Heminghway, que es quién supo entender esto de verdad. Los encierros, el vino, la fiesta y las patatas a la riojana, ¿puede haber algo más navarro que esto? Ese premio Nobel que año tras año trae a multitud de compatriotas para que animen y den vida y sentido a la fiesta. Todas las mañanas veo a su sucesor dando órdenes a los corredores, por ahí no vayas que te coge el toro, mejor por ese lado, pero cuidado en la curva, no derrapes, el piso, el agua, la gente que se acumula, vamos, que el viejecito con barba blanca es el que tiene todas las claves y al que hay que hacer caso. Y así lo dicen en la tele, sin que nadie opine lo contrario; y anda que no hay gente para opinar.

Ves como los mozos cantan tres veces ante la imagen del santo y casi seguidito, ¡¡¡pum!!! Cencerros que salen de la bruma polvorienta y ya están los toros en la calle. Como una navaja rasgando un papel, se van haciendo hueco mansos y toros, mientras unos intentan correr delante del toro, después de ganar la batalla de los codazos a otros corredores. Pero también los hay que eligen esa hora y ese momento para pasear con el ligue de esa noche; hombre, muy romántico no creo que sea, pero le echan un par. O lo mismo la falta de materia gris no les deja ver peligro. Otros se pegan a las paredes, porque todo el mundo sabe que el toro no se acerca a los muros, pero ¿y si se acercan? Pues simplemente acabas de darte cuenta de que esa teoría no es válida. Igual que dicen que al entrar en Estafeta siempre se van por la parte de fura a estrellarse contra los paneles. ¿Y si se meten por dentro? Pues hala, otra teoría que tampoco vale. Y al final uno se da cuenta de que en esto de los toros no hay teorías estúpidas que valgan. Continúan la carrera, mientras los señores de la tele están callados, llegan a la plaza, los meten en los corrales unos señores con los capotes recogidos; les llaman dobladores, que imagino yo que será porque doblan los capotes muy bien. No sé muy bien el motivo de que esto acabe en la plaza de toros, me parece inútil, podrían elegir trayectos alternativos, como la vuelta ciclista. Y tampoco aclaran muy bien qué se hace con los toros. Te dicen antes de salir la ganadería, de donde son, los nombres y números de los toros y hasta el color de estos, pero no lo que se hace con ellos.

Por si no te has enterado bien te repiten el encierro un montón de veces y mientras te van intercalando la información de interés, los heridos, que heridas tienen, si les han tenido que dar puntos o no, si les han hecho mucha pupita, de donde son si americanos, valencianos o navarros. Te dicen dónde ha sido el accidente y al hospital al que le han llevado, que imagino yo que será por si alguien quiere ir a visitarlo. Pero no queda ahí la cosa, que luego entrevistan al médico jefe y este ya te da todos los detalles, si le mandan pronto para casa, si le han operado, los días que le ingresarán o si necesita dieta blanda o no. Pero como tú vayas por la calle, te tuerzas el pie y te tengan que llevar al hospital, también lo dicen por la tele. Si es que no cabe un lunar en la retransmisión. Para el público que no está muy familiarizado con esto de los San Fermines, que como habrán podido comprobar no es mi caso, te dicen como ha sido el encierro, porque los tienen clasificados como por escalas, rápido y sin incidentes, rápido y peligroso con muchos corredores, largo y accidentado con un toro que se ha dado la vuelta, que este suele ser de los peores, emocionante… Ven, esto de emocionante no lo entiendo muy bien, será porque aún me falta un poco de sabiduría en este campo, porque para mí es ver al toro en la calle, o dónde sea, y ya me parece suficientemente emocionante, pero tampoco me hagan mucho caso.

Y para cerrar el programa te ponen el encierro a cámara lenta y con una música bien chula. Pero aquí no se acaba la cosa, luego te están poniendo reportajes durante todo el día, de lo que pasa en la fiesta, de los que se van a almorzar tras el encierro, de la música por la calle, de las grandes comilonas, los que venden camisetas y ya por la tarde de cómo la banda de música hace el recorrido hasta la plaza de toros acompañando a las mulillas. Cosa que uno tampoco entiende, porque no dicen para que van allí a esas horas todos los días. Eso no lo dicen ni en la 1, la 2, Teledeporte, 24 horas o Clan TV. Ahí empiezan esos ratos muertos de la fiesta, justo cuando uno se echa la siesta. Pero mire usted que ayer me desvelé y no me dormí y me dije “voy a ver si hay toros por la tele”. Y pillé que en Tele Molés ponían una corrida o algo parecido, pues se oía a unos señores cantando y con la música a todo pasto. Pero por lo que decía don Molés, aunque no lo parezca, no pierden detalle. Chico, que habilidad, de espaldas al ruedo y lo ven todo. Yo que cuando voy intento no perder detalle y siempre se me escapan un montón de cosas. Pero esas corridas deben ser algo extraño, pues a don Molés le escuché una frase que me dejó pensando; y esto es literal, no me lo invento, dijo: “Fandiño sabe el precio que hay que pagar”. No me dirán que la frasecita no es inquietante. Pero cómo soy, al final me he desviado y me he puesto a hablar de toros, cuando lo que yo quería era contarles “Todo lo que quería saber sobre San Fermín y...” 

martes, 10 de julio de 2012

A Javier Molina le pondrán la cruz




Cruzaba esta mañana unos mensajes con un buen aficionado de Madrid, uno de esos que conoce todo el mundo y que lo mismo te saca una pancarta, que te distribuye un periódico de toros hecho por aficionados, y hablando de los novillos del domingo en las Ventas, los de Javier Molina, me decía que ya podía hablar sobre los ganaderos que presentan así de bien las corridas. Pues dicho y hecho. Además creo que es de justicia y que también nos sirve para darnos un poco de aire fresco en este vagar por el desierto del monoencaste y la mentira.

Salió el primero y ya impresionó al personal, sobre todo a los chavales que tenían que ponerse delante, luego el segundo, tercero y así hasta el sexto, que era un toro cuajado. Sin que resulte una frase hecha, con más presencia y trapío que cualquiera de lo que matan por ahí las figuras y de lo que han toreado esta temporada en esta misma plaza. Y lo que son las cosas, son de procedencia Domecq; que no sirve para limpiar las culpas del daño que este encaste está causando a la Fiesta, pero sí para poner en evidencia a todos esos que buscando coartadas para justificar su indecencia, llegan a demostrar hasta donde pueden llegar los límites de la estupidez.

Que conste que no pido que los geses y demás figuras se enfrenten a una corrida de cinco años de este ganadero, igual que no lo pido tampoco con los de Moreno Silva, pero no me dirán que no nos conformaríamos con una novilladita sin más de estas que salen aquí cuando aprieta el calor, o mejor dicho, cuando los que se anuncian son estos novilleritos que se están haciendo y que empiezan a dar sus primeros pasos en esto del toro. Es verdad que llegan demasiado verdes al patio de caballos de Madrid, pero es que los pobres, enseñados en el toreo moderno, no se saben ni tan siquiera defender. Están amanerados, tan influidos por las mañas que les enseñan unos mediocres con la única esperanza de que les de a ganar un dinero y luego si no acaban de funcionar cambiarlos por otro, que no ven la realidad y el camino que les puede llevar a ser verdaderos matadores de toros. La corrida no fue fácil, pero tampoco excesivamente complicada, pero si a un toro con castita le empiezas a consentir ciertas cosas, al final se te agiganta y te puede llevar por delante, que es lo que desgraciadamente le pasó a Juan Viriato, que pagó con sangre su inexperiencia.

Allá donde les ponías la tela, allá que iban, pero cuidado, porque con una vez que iban, ya no se olvidaban del camino. Buscaban la tela, metían la cabeza y no dejaban de atosigar a los chavales que no sabían como parar aquello. Ese era el intríngulis, parar aquello. Muchos aficionados, bueno tampoco tantos, pues aparte de mucho guiri, mucho público de autobús y familiares que los primeros arrastran a la familia a merendar a la plaza, no daban crédito y ya estaban apuntando el nombre de la ganadería para que no se les olvidase. ¿Cómo dice? ¿Javier cómo? Molina. Eso es Javier Molina, que presentó una verdadera corrida de toros, con un comportamiento propio del toro bravo. Ahora solo queda que el señor don Choperita nos birle de golpe toda ilusión y declare que esta ganadería no volverá a Las Ventas mientras que esto dependa de ellos. Lo mismito que ocurrió con los de Moreno Silva y por los que suspira el aficionado capitalino.

Y es que como le pongan la cruz, apañados vamos, pero ya nos hemos dado cuenta de una cosa y es, que en el campo hay toros, otra cosa es que unos quieran pagar por ellos y otros ponerse delante. Lo que parece muy complicado, así que seguirán comprando el ganado en los chinos y contratando a los toreros en una ETT. Y si hacía falta ayuda para desbaratar esta posible ilusión, aparece don Juli, abre la boca y sube la barra de cuarto. Que yo hasta podría darle la razón, no hace falta que estos chavales empiecen matando este ganado el primer día en que se visten de luces, pero si vienen a Madrid, se supone que tienen que estar preparados y al menos saber cómo se coge el capote y no cogerlo como Ava Gardner, por la esclavina, como hacía uno de los novilleros el día de los Murteira, ese de la nocturna a pleno sol. Que ni defenderse saben, señores. Y encima la culpa se la echamos al ganadero. Igual don Juli lo que pretende es que ganaderos como el señor Molina, saquen de tipo sus toros y que los críe más chicos de lo que son las características zootécnicas de ese encaste ¿no? O a lo mejor eso de no sacar de tipo solo es aplicable a lo que excede de choto y no a lo que parece un toro.

Lo que no puedo negar a don Juli es el don de la oportunidad. Me ponía a escribir esto espoleado por un amigo aficionado y va el maestro y dicta sentencia sobre el trapío de los novillos. Pero que tampoco se sulfure tanto, hombre, que si sin otros los que matan este ganado, él podrá seguir con sus Cuvillos, Garcigrandes, Zalduendos y todas esas infamias con las que se pone a troncharse por la mitad y a aplicar todos los trucos habidos y por haber. Yo no pensaba en ningún momento cargar las tintas sobre él, porque el tiene la misma culpa que cualquiera de las figuras que tan eficazmente están demoliendo la Fiesta con paso firme y seguro. Lo que sí se evidenció el domingo en la plaza de Madrid, es que en el reconocimiento de la novillada no estaban ni Roberto Domínguez, ni Curro Vázquez, ni ningún animador de mañanas corraleras. Pero no me extrañaría nada que estén como locos buscando un boli indelebleble y seguro que, amparados por las empresas… a Javier Molina le pondrán la cruz 

viernes, 6 de julio de 2012

Madrileños por el Mundo


Un ayudado por alto que comenzó una aburrida tarde toros


Tendré que explicar muy bien a lo que me refiero al decir esta frase, no vaya a ser que los del programa de la tele de doña Esperanza, el adalid y salvaguarda de la Fiesta, se me desboquen y me manden a los guindillas a ponerme firmes. No vamos a ir a Botswana a ver como un chico de la Prospe ha montado un negocio de exportación de gazpacho, ni que una señora de mediana edad del barrio de Hortaleza ha montado una casa de trajes de chulapos en el centro de Manila, por aquello de los mantones. Para eso habrá que esperar los capítulos correspondientes. Eso sí, si la reportera o reportero necesitan ayudantes, que no duden en llamarme.

Lo mío es mucho más próximo y no tan concreto, no me voy a presentar en casa de Manolo o Pepe Luis más allá de Despeñaperros, ni en la huerta de Joaquín, ni en el Chiringuito allá del mar. Cuando hablo de madrileños por el Mundo me refiero a la afición venteña y a todas sus delegaciones repartidas por la geografía. Como el chiste los de Bilbao, un aficionado madrileño, nace y vive donde le viene bien, aunque no haya posado sus mullidas posaderas sobre el granito de Guadarrama. ¿Y por qué? Pues porque eso es un sentimiento, una forma de entender la Fiesta. Hace años, ya lustros y a poco que nos pongamos, siglos, cada sitio tenía su propia afición a los toros y esta tenía caracteres muy marcados. Unos gustaban del toro grande, otros del toreo fino, otros del espectacular, cada uno era de su padre y de su madre. Pero hete aquí que llega la globalización. Y todos que estábamos tan contentos con la variedad y la personalidad de cada plaza, de repente nos damos cuenta en que la afición a los toros se divide en la de la tele, y más concretamente la de la tele del señor Molés, como máximo mandatario y sumo pontífice de esta parroquia y los demás, que sumidos en la angustia y la desesperación, ya no pueden acudir a la plaza de su tierra sin tener ciertos malos pensamientos y cierta aversión a lo que se ve en los ruedos de por ahí. Entonces es cuando estos buscan una tabla de salvación y comprueban que a su alrededor solo hay un salvavidas con el rótulo de Plaza de Las Ventas. ¿Qué van a hacer, ahogarse y renunciar a su afición? Pues no, lógicamente, se agarran como desesperados a lo que más se aproxima a su idea de la Fiesta, del toreo y sobre todas las cosas, del toro.

Los hay que nunca han pasado por la plaza de la calle de Alcalá, los hay que nunca podrán visitarla y luego también están esos que aparte de la romería de los patronos de su ciudad, de la excursión a tal ermita para reunirse con sus convecinos o de ir a coger aceitunas en una fecha determinada, han tenido que incluir un viaje a Madrid, para ver toros en las Ventas. Además cuando pronuncian el nombre de la plaza, se les llena la boca y se les hincha el alma. Unos toman la excusa de apoyar al torero con el que comparten paisanaje, otros por el ganado, otros por las dos cosas y otros porque necesitan respirar el ambiente taurino con el que se sienten más a gusto, por lo menos para ir tirando un tiempecito.

Ya decía que cada afición tiene sus cosas. Esta de Madrid en la Diáspora, también tiene sus valores eternos de la Fiesta. Es muy raro que no coincidan todos en el toro. A él agradecen su afición, a él dedican sus oraciones para que baje de nuevo a la Tierra encarnado en la casta y la bravura, y a él apelan cuando se sienten flaquear. Que no flaquean, pero les da esa sensación. Que cosas, gentes de Andalucía, de Castilla o Extremadura, que tienen el toro en el campo a dos pasos de su casa y se meten una montonada de kilómetros entre pecho y chepa para encontrarse con el toro. ¿No podrán verlo igualmente en la plaza de Mérida, Huelva, Badajoz, Linares, Córdoba, Valladolid o Salamanca? Pues o ellos están ciegos de bastón blanco y perro grandote, o eso debe ser algo menos que una utopía.

Igual que estos “madrileños” no abjuran de su origen, ni de su plaza, que por supuesto que no deja de ser su orgullo, también ocurre el caso contrario. ¡Cuántos madrileños transitorios prefieren las plazas de tercera! Y todo esto nada más que por un montón de despojos. Estos públicos son los que vayan las veces que vayan a la plaza de Madrid, nunca formarán parte de su afición, entre otras cosas porque no les da la gana, lo rechazan con todas sus fuerzas. Buscan que pasen los dos primeros tercios a toda velocidad, sin preocuparse por nada más y solo a partir de que el espada despliegue la muleta caen en la cuenta de que allí hay un toro y un señor con medias rosas, que se supone que es el torero. Si antes alguien ha protestado el toro, al picador o al lucero del alba, les importa un pito. Pero la afición de Madrid, la de todos los Madriles posibles, esa que forman los que van a la plaza y los de la Diáspora, piden, ya casi añoran, otras cosas. Es abrirse el portón de los sustos y esperan que salga un toro, ¡qué ilusos! Y si no sale, ya tenemos montada la marimorena. Y los otros madrileños empiezan con el cállate. Luego viene lo del picador, que unos quieren que se gane el sueldo y otros que ni se despeine. Seguimos con el “a picar” y la respuesta de “si le pican se cae”, “pues que se caiga; y sigue el pitote y las broncas a distancia. Los madrileños atacan con el “payaso” y los otros madrileños señalan al toro rebozado por la arena respondiendo “¿pero no lo veis? Pero el número fuerte empieza cuando sale el matador, que tiene sus familiares, paisanos y a los amantes de los despojos, del toreo Gore, apoyándole como un solo hombre. Y otra vez la gresca, unos que si el pico, el paso atrás, que si eso es mentira, que míralo con el pobre animalito, mientras que el eco de todo esto responde “baja tú, baja tú, tú, tú, u, u” y otras lindezas que mi educación no permite reproducir, pues ya decían que no es bonito nombrar a la madre del otro y restregarle por la cara algunas costumbres que el vociferante le atribuye por su cuenta y riesgo. Y cuando se produce la estocada, allá donde caiga y después de doblar el toro, entonces es mucho más fácil identificar a los unos y a los otros. Unos flamean los pañuelos como si fuera su pendón, como si blandieran una espada, mientras que los otros se echan las manos a la cabeza y repiten como una letanía “¡Ay Madrid, que bajo has caído! Pero no nos engañemos, estos que vemos son los madrileños que acuden siempre que pueden a las Ventas, porque nadie debe olvidar que además de estos, hay muchos más “Madrileños por el Mundo”.

lunes, 2 de julio de 2012

Taurodelta, ignorancia, intereses, avaricia, ineptitud o simples incomprendidos.


El macheteo por bajo que tan a menudo recibe la afición de Madrid


A raíz de las reflexiones sobre José Tomás, sobre sus ausencias de otros años, sobre la de El Juli este San Isidro, sobre ciertas ganaderías del gusto de Madrid, sobre otras que no es que no gusten a la afición capitalina, sino que vienen fracasando año tras año, sobre presencias inexplicables de toreros por el simple hecho de pertenecer a un clan con poder, esos lotes de toreros a buen precio traídos desde México, las ganaderías que no conoce nadie y que se compran en las tiendas de los chinos, por esto y por mucho más, uno se ha puesto a meditar sobre el teclado.

Y es que después de tantos años de atropellos y de despreciar al aficionado de Madrid, después de muchas sospechas en las adjudicaciones, de la elaboración de los pliegos por parte de la Comunidad de Madrid, del posible incumplimiento de estos y de otras circunstancias bastantes oscuras que orbitan alrededor de Taurodelta, luego llegamos a la plaza y nos tragamos el sapo con una tremenda facilidad y estos señores siguen abaratando la Fiesta y la plaza de Madrid, que no las entradas. Lo que son las cosas, cuesta más que antes ir a los toros y a cambio nos dan mucho menos.

Pero parémonos a pensar un momento. Hagamos balance. Resulta que estos señores llevan varios años, demasiados, regentando los destinos de la plaza de Madrid, no sin problemas burocráticos y con reclamaciones sobre la forma de adjudicar la plaza, llegando en un momento a tenerse que adelantar el concurso, pues uno de los “socios” se vio implicado en turbios asuntos con la justicia. Lo que no impidió que volvieran a salir “ganadores” nuevamente. Será por aquello de que ¿quién no tiene un golfo como socio? Es lo más normal del mundo y si te pillan, lo echas y asunto terminado, que la rigurosa y exigente Comunidad de Madrid no va a decir ni mu.

Se hablaba también de que la redacción de los pliegos se fue adaptando a la medida de lo que era, ofrecía y deseaba Taurodelta, y con todo y con eso, no han faltado las dudas sobre si esta empresa era la más idónea para desempeñar esta función. Este año se produjo la última licitación por la Plaza y para poder seguir en el trono, tuvieron que unirse a Matilla, que se desenvuelve en este mundo como pez en el agua, y con el eterno enemigo Simón Casas, a ver si dejándole meter el hocico en la empresa se le calmaban sus ansias de poder. Yo no sé, pero la sensación es que su histórico no les es demasiado favorable para pensar que son la empresa solvente y libre de pecados que se supone que debería ser.

Por otro lado, no se puede decir que sean unos linces en eso de negociar, más bien se podría afirmar que son un auténtico desastre. Tanta alegría debe darles el que les digan que tienen que hacer los carteles de San Isidro, que sin pensarlo dos veces, cogen el teléfono y se ponen a llamar a todas sus amistades, que como no saben corresponder de otra forma, ofrecen sus toreros, sus toros, sus despojos, sus aprendices de figuras. Los señores empresarios no saben decir que no y ¡zaska! cuando se quieren dar cuenta, ya tienen montada casi toda la feria. ¿Y ahora qué hacemos? Pues nada, seguir. Y entonces se ponen a llamar a los que ni son amigos, ni parientes, ni amigos de un amigo, ni primos, bueno, a los primos no nos llaman nunca, nos hacen pasar por taquilla. Así pasa, que luego el público echa muchos nombres en falta y empiezan a volar conjeturas, que si a este le han ofrecido un ganado y unas cantidades irrisorias, que al otro le han estado entreteniendo y al final lo han dejado fuera, que al de más allá que triunfo en el pasado con rotundidad en esta ocasión se han enfurruñado con él y le castigan sin contratarle. Pero no hay que ser tan mal pensados, seguro que lo hacen con toda su buena voluntad. A mí no me cabe la menor duda. Pero… si esto pasa año tras año, entonces va a ser que simplemente son torpes, que puede ser, pero hasta el más tonto acaba aprendiendo de sus errores. Entonces es que va a ser que hay un poco de todo, incluida la incompetencia.

Lo que no sé es si incluir en el apartado de la inoperancia, de los intereses, de la avaricia o de la manifiesta falta de afición a eso de la feria del Arte y la Cultura, antes Aniversario, que no es otra cosa que endilgarnos en un paquete todo a la vez, las corridas de toros de los meses de verano. A ver si poco a poco tenemos la feria de San Isidro, la del Arte y la Cultura, más la de las novilladas, más la de Santa María de la Cabeza, todas juntas y nos quitamos la temporada de Madrid. Así no evitamos temer una plantilla fija durante tantos meses, luego vamos recortando festejos en los pliegos de condiciones, reducimos Madrid a San Isidro y poco más y de una vez por todas desarticulamos para siempre a la afición de Las Ventas. Que alguien me diga donde encuadramos esto, porque a mí se me están apelotonando los pecados de Taurodelta, que por no tener, no tienen ni penitencia. Ya les mandaba yo a confesarse al padre Segis, que lo mismo les tenía dando vueltas al patio, al grande, toda la tarde durante una semana. Menudo era.

Pero claro, si llega un año la Comunidad de Madrid y les “pide” que incluyan a José Tomás porque interesa al público de Madrid y no puede faltar de su feria, luego resulta que en años sucesivos, excepto el que estuvo convaleciente, ni se pensó en contar con él. Resulta que era muy caro. El de Galapagar podía torear dónde quisiera, menos en su pueblo, ¿por qué? Porque no había perras bastantes para pagarle. ¡No hombre! ¿Cómo no va a haber dinero en Madrid para esto? SI hace falta prescindimos del G 10 y los miembros de este grupo que ya no interesan desde hace bastante tiempo. Pero claro, estos vienen avalados por la tele, los diferentes grupos de poder taurino y… Pues eso es una mezcla de intereses y avaricia.

Pero la avaricia se manifiesta con más claridad a la hora de comprar el ganado. Entonces sí que cantan la gallina al primer puyazo. ¿Cómo es posible que con todo lo que hay en el campo nos traigan siempre la misma basura para que continúe fracasando año tras año?  Pero claro, como son baratos. Se van a comprar las corridas a los chinos.  Más veedores que en el imperio persa y resulta que no se dan cuenta que un toro con pinta de novillo en diciembre, en mayo, como mucho, podrá llegar a novillo grande o novillo gordo. A no ser que cada diciembre se compren las corridas a lidiar dos o tres años después, ¿me entienden? Pues está muy claro, que a lo mejor es más barato comprar los toros como erales, y luego a ver qué pasa, que no como toros ya hechos y derechos, a los que solo les queda poner la guinda para el mes de las flores. Eso es… no sé ni como llamarlo de una manera que no suene mal. Pero claro, si juntamos todo, resulta que da toda la impresión de que la taurinísima Comunidad de Madrid lleva años haciendo juegos malabares para dar la concesión a Taurodelta, que ha dejado muestras de su ineptitud y grandes sospechas de obedecer a oscuros intereses.

Lo que sí son es la vanguardia de la innovación taurina. Montan un ciclo de novilladas al que ponen la coletilla de “Oportunidad” y nos traen a novilleros que en dos días tomaban la alternativa. Organizan corridas de toros sin picar, convierten la plaza de toros y sus alrededores en una feria del vino y la gastronomía, nada más que las fotos de toros, en lugar de adornar las paredes, como pasa en los bares típicos, hay que verlas antes, para que a nadie se le atraganten las almendras. Y lo más grande de todo, se anuncian para este mes de julio las novilladas nocturnas y empezamos con la primera de Murteira a las 6 de la tarde. Eso es imaginación, algo propio de una mente avanzada a su tiempo. Eso sí, los que estuvieron en las localidades de sol, nunca se habrán tostado tanto con la luz de la Luna, como en este festejo. ¡Señor, cómo pegaba la Luna! Si no me dicen que era nocturna, yo habría pensado que era el sol de Julio de Madrid. Ahora solo cabe esperar que las siguientes nocturnas sean a las doce del medio día, que el apartado sea después de la corrida y que cuando pidas una cerveza te den un Cola Cao con magdalenas para irte a la cama. Eso es innovación, lo demás es una mezcla de ignorancia, intereses, avaricia, ineptitud o simple incomprensión.